¿Qué es una Constitución? Este cuestionamiento, suele realizarse con gran frecuencia no sólo en las aulas que se abocan al estudio del derecho y de la ciencia política, sino también se ha replicado al terreno de la política y de la educación cívica en la ciudadanía, pues ha quedado demostrado que quien conoce sus derechos y obligaciones entiende de mejor forma cómo ejercerlos en su vida cotidiana.

La Constitución es por antonomasia la Ley Suprema de un país, la cual contiene los principios y objetivos del Estado, el catálogo de derechos, obligaciones y sus garantías, así como la estructura organizativa del Estado y regula las relaciones del binomio sociedad-gobierno. Además, desde la perspectiva del ilustre jurista Ferdinand Lasalle, es la suma de los factores reales del poder, por lo que la misma debe encarnar la pluralidad de la nación y no la voluntad de uno o de pocos.

En el caso de la Constitución mexicana, surgió como respuesta a una vehemente exigencia de la sociedad de la época que clamaba por un pacto en el que quedaran plasmadas las nuevas realidades sociales, políticas y económicas del país, así como un sistema de control más sólido ante el poder.

Este documento fundamental que en febrero de 1917 se constituyó como una Carta de avanzada, al ser la primera con una naturaleza social, ha llegado a su 106 aniversario en una coyuntura sustancial.

La Constitución Política, reformada a través de 252 decretos, que han modificado 764 disposiciones, enfrenta hoy en día enormes retos.

El quebrantamiento al principio de la División de Poderes, el amedrentamiento a la independencia judicial, la irrupción contra los Órganos Constitucionales Autónomos (OCAS), el desmantelamiento institucional al amparo de una mal entendida austeridad, así como la falta de conocimiento y de cumplimiento a diversos principios por parte del Ejecutivo Federal, han hecho que el constitucionalismo mexicano sufra múltiples embates.

En respuesta a este panorama, es imprescindible trabajar en favor del reconocimiento y aplicación de los valores que consagra nuestra Carta Magna, donde los preceptos que describe adquieran una plena vigencia y nos impulsen a transitar hacia un verdadero Estado Constitucional de Derecho.

Para ello, es necesario respetar con ahínco la División de Poderes, con un Legislativo que dé voz y voto a las demandas de todos los sectores de la población y que ejerza un real control sobre el Ejecutivo; así como un Poder Judicial independiente, que de forma profesional e imparcial desempeñe sus funciones para salvaguardar la constitucionalidad y legalidad. De igual forma, el papel de los OCAS debe ser valorado y respetado, ya que ha sido un gran esfuerzo de la ciudadanía la construcción de instituciones autónomas y eficaces que realizan funciones esenciales del Estado.

Asimismo, es menester precisar que toda reforma que se intente concretar a la Constitución Federal debe considerar y sumar todas las voces, entendiendo las realidades, los riesgos bajo una visión de Estado.

Sin duda alguna, el gran reto del constitucionalismo de nuestros días radica en el cabal cumplimiento a la Carta Magna, así como en la defensa de la misma; particularmente, sobre su observancia y en no permitir el aniquilamiento de los principios y bases que consagra. Ni un paso atrás en la defensa de nuestra Constitución.

Senador de la República.
@manuelanorve

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