Los sindicatos son agrupaciones surgidas de la necesidad de salvaguardar de todo tipo de embates los derechos y garantías de los trabajadores. Aunque tienen injerencia directa en el sector laboral al que pertenecen, también deben mostrar solidaridad, compromiso social y empatía hacia sectores diversos de la sociedad, aunque no formen parte de sus gremios, pero que necesitan de apoyo y orientación. Decimos esto porque el sector de los jóvenes en México reclama del apoyo de toda la sociedad en su conjunto, de organizaciones civiles, incluidas los sindicatos, y por supuesto de las instituciones federales.
Los jóvenes mexicanos no pasan por un buen momento en su desarrollo. Están atribulados por una serie de fenómenos sociales, académicos y económicos que les impiden tener claridad en su futuro inmediato y mediato. Y no afirmamos esto sólo como retórica, sino que de acuerdo con un estudio aplicado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, más de la mitad de la población mexicana de entre 18 y 29 años está preocupada por los temas de índole económico, además de que uno de cada cinco jóvenes presenta dificultades en la transición a la edad adulta, al no tener trabajo ni estar activo en alguna escuela.
El mencionado estudio se dirigió a identificar los principales temas para la juventud latinoamericana con el objetivo de desarrollar políticas de cooperación en el marco del Plan de Acción para la Juventud que abarca hasta 2027. Examinó las opiniones de los jóvenes de América Latina y el Caribe sobre áreas importantes para ellos, como cohesión social y desigualdades, democracia y participación política.
El análisis dio a conocer que los jóvenes mexicanos no están satisfechos con la distribución de ingresos: 73 por ciento considera que es injusta la repartición de la riqueza en el país. Asimismo, informa que la mayor proporción de jóvenes mexicanos considera a las cuestiones asociadas a la seguridad como las más preocupantes. Los encuestados dijeron en un 50 por ciento que el acceso a la justicia es injusto y la mayoría (57 por ciento de los encuestados) está dispuesta a manifestarse para mejorar el sector de la salud y el de la educación en el país, que tiene el nivel más bajo en todo Latinoamérica.
Asimismo, se ha difundido un estudio elaborado por Rafael Prieto Curiel y publicado en la revista Science, que indica que la delincuencia organizada en México tiene en su nómina actualmente a 175 mil jóvenes, de los cuales un alto porcentaje no se integraron por propia voluntad, sino que fueron reclutados generalmente a través del secuestro violento. Añade el análisis que los cárteles tienen la necesidad de reclutar 350 jóvenes por semana para sustituir a los fallecidos o encarcelados. Como vemos, son momentos terribles por los que atraviesan los jóvenes mexicanos.
En consecuencia, con base en estos datos preocupantes de los referidos estudios, resulta perentorio que desde el gobierno federal se armen estrategias alcanzables y realizables en el corto plazo para incrementar la participación de los jóvenes en el desarrollo nacional y que se vean empoderados como uno de los sectores nacionales más importantes. En este tenor, los sindicatos debemos también asumir un papel más proactivo hacia los jóvenes trabajadores que forman nuestras filas, mediante políticas de capacitación, actualización educativa, promociones por empeño académico, entre otras. Lo importante es rescatar de la inercia o de la delincuencia a los jóvenes. Este es el momento más oportuno para hacerlo porque más tarde, ellos se convertirán en adultos con grandes frustraciones y amarguras que serán un gran peso para la sociedad en su conjunto.
Hasta la próxima.