El inicio de 2024 sorprenderá a cerca de seis millones de trabajadores formales con un incremento del 20 % en su salario. Este aumento es considerado histórico por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que significa que “vamos a cumplir lo que ofrecimos al principio de nuestro gobierno, de aumentar el salario mínimo en términos reales al doble”. Pero también varios especialistas e instituciones hacen notar que aunque el salario mínimo casi se triplicará en este sexenio, aún no logra ganar la carrera contra la carestía.
Desde nuestra óptica, consideramos que este aumento marca una política laboral distinta en esta administración, que coloca al trabajador en el centro de la atención de las autoridades federales a través de hechos concretos, como este de los sueldos, renglón que por años estuvo relegado de las políticas públicas, bajo el pretexto que el incremento salarial sería causante de inflación. Sin embargo, esto no ha correspondido a la realidad, pues los últimos aumentos al salario mínimo no acusan efectos inflacionarios y sí han servido para mejorar el nivel de vida de la población más pobre.
Cabe hacer notar que con este aumento, los mexicanos (excluyendo la Zona Libre de la Frontera Norte) deberán recibir como pago mínimo mensual 7 mil 468 pesos en 2024, según el acuerdo al que llegó la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami). Se trata de un aumento del 20% con relación a este año y 181% más que en 2018, cuando el incremento fue de 2 mil 651 pesos.
Y como decíamos líneas arriba, hay debate sobre esto. Se considera que aun con el incremento, el ingreso de dos personas empleadas en la formalidad no permite mantener a una familia promedio de cuatro integrantes. El salario mínimo, en términos reales, observan algunos investigadores, estará todavía alrededor de 20% por debajo de la capacidad de compra que tenía en 1977. “En la carrera entre los salarios y la inflación siempre gana la inflación”, señalan. En respaldo de su argumento, mencionan que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indica que en octubre dos canastas básicas alimentarias y no alimentarias tuvieron un costo mensual de 8 mil 774 pesos. Cuestan el doble que hace 15 años y su precio se multiplicó por nueve a lo largo de las últimas décadas cuando estaban en 963 pesos.
Por su parte, la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur) señaló que es necesario revisar la carga impositiva que tienen los salarios a fin de reducirla y fomentar el empleo formal. Como propuesta, el organismo señaló que “pueden existir mecanismos para que el trabajador tenga mayores ingresos con una disminución de los impuestos que se aplican a los salarios”.
Fuera de este debate, señalamos que efectivamente persiste una diferencia importante entre el poder adquisitivo del salario mínimo que perciben los mexicanos y el valor de los productos de primera necesidad en el mercado. Pero lo importante es que existe voluntad de las autoridades federales para solucionar esta situación, que no percibíamos anteriormente las organizaciones sindicales. Este incremento al salario mínimo es una muestra de esa iniciativa, que valoramos y reconocemos en nuestra organización sindical como factor de inclusión y de impulso a nuevas maneras de percibir la realidad de los trabajadores mexicanos.
Tan es así que el incremento beneficia a nuestros agremiados, en el sentido de que sus prestaciones económicas contempladas en el Contrato Colectivo de Trabajo están calculadas con base en el salario mínimo general y ello acarrea beneficios sustantivos que nos favorecen en buena medida.
Hasta la próxima. Aprovecho para desearles a todos un año nuevo próspero y pleno de salud.
Secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Servicio Postal Mexicano, “Correos de México”
