Esta semana ha comenzado el juicio de Genaro García Luna y con él, la expectación de la sociedad en torno al veredicto final. La publicidad del juicio permite que colegas periodistas accedan a las audiencias diarias, por lo que hemos visto y veremos desfilar a las cabezas del crimen organizado que por años le han hecho daño a México.
En los primeros testimonios rendidos ante el juez Cogan, se han referido diversos datos, tales como cuánto dinero le pagaban los cárteles del narcotráfico a García Luna, en dónde le entregaban el dinero, a qué cárteles parecía ser más leal, que si lo secuestraron; en fin, toda la información se reduce a una operación de corrupción a gran escala y de omisión entre García Luna y los cabecillas del crimen organizado.
Pero no se nos olvide que, como secretario de seguridad pública, dio banderazo al Operativo Michoacán, junto con su jefe, Felipe Calderón.
Sin duda la política mexicana, y sobre todo el gobierno en turno, se saborea una sentencia condenatoria. No obstante, por estarse llevando a cabo en Estados Unidos, como sucedió con Joaquín Guzmán Loera, sólo hace justicia a los intereses estadounidenses, lo que sea que eso signifique. Pero si García Luna fuera encontrado culpable de los delitos que se le acusan, ¿la sentencia sería suficiente para satisfacer la búsqueda de justicia de las familias de los desaparecidos, torturados y asesinados de esos años?
García Luna fue secretario de seguridad durante todo el sexenio de Calderón, y antes de eso se desempeñó cinco años como director de la entonces Agencia Federal de Investigación. Hablar de la gestión de García Luna es hablar de la guerra contra el narcotráfico y de los años en los que las víctimas de abusos de autoridad, homicidio y desaparición se dispararon. Al día de hoy, algunas víctimas del abuso de Genaro se han vuelto muy relevantes mediática y políticamente. Por ejemplo, Israel Vallarta, quien sigue preso y sufriendo por las arbitrariedades de García Luna. Sin embargo, Israel es solo una de las personas que se volvieron víctimas durante la actividad política de García Luna.
La participación de Genaro García Luna fue determinante para desencadenar la guerra contra el narco, y esta guerra ha ocasionado miles de homicidios, miles de torturados y miles de desaparecidos. Y no solo son víctimas las personas asesinadas, torturadas y desaparecidas, sino que también lo son todos sus familiares que incansablemente buscan la verdad y justicia.
No obstante, un juicio y su respectiva condena por los delitos de conspiración de exportación de cocaína y otras drogas, delincuencia organizada, falsedad de testimonio y colaboración con cárteles de la droga difícilmente logrará dar luz sobre el paradero de las personas desaparecidas. Difícilmente explicará la sistematización de los homicidios, y difícilmente revelará el esquema de tortura normalizado por García Luna y sus subordinados. Podrá ser una medalla para Estados Unidos, quien orgullosamente presumirá su mano dura en el combate contra el narcotráfico y las drogas. Pero esto no será suficiente para las víctimas y sus familiares en México.
El juicio contra García Luna y su veredicto final es de interés nacional. Pero resulta poco relevante si en nuestro país, no se comienzan a tomar acciones contra quienes ocasionaron y siguen ocasionando la crisis de derechos humanos.
Las víctimas de nuestro país, como lo han referido por ejemplo las familias de Ayotzinapa, no están buscando ver gente en la cárcel o condenada a decenas de años de prisión. Lo que quieren las víctimas es saber dónde están sus desaparecidos. Y eso no se los da el juicio contra García Luna, ni la cadena perpetua del Chapo Guzmán. Quién mató a miles de personas, quién puso a los que sí fueron detenidos y luego torturados, quién desapareció y dónde están los cuerpos; es lo que no dirán los testigos del juicio vs García Luna. Pero AMLO estará contento si se queda en la cárcel.
@MaiteAzuela
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