El 9 de octubre, el Conacyt informó que ya no cubrirá como lo venía haciendo desde su creación, las cuotas anuales de México a las agrupaciones científicas multilaterales como es el caso de la Unión Matemática Internacional (IMU), es decir, la ONU de las matemáticas, de la cual México es miembro desde 1953 junto a otros 87 países. Con esta grave y absurda decisión, México quedará fuera de los organismos científicos internacionales, dejará de recibir sus beneficios y no contará en la toma de decisiones en el ámbito mundial.
Pero usted, amable lector, probablemente no sabe lo que es la IMU y porqué es importante que México sea parte de ella. La IMU es una organización internacional no gubernamental sin ánimo de lucro que busca promover la cooperación internacional en matemáticas bajo los principios de Libertad, Responsabilidad y Universalidad de la Ciencia.
La IMU otorga algunos de los premios más importantes en Matemáticas: Medalla Fields, medalla Abacus, Premio Carl Friedrich Gauss, medalla Chern, premio Leelavati y las conferencias ICM Emmy Noether.
Pero la IMU hace mucho más, apoya numerosos eventos en países en vías de desarrollo, como el nuestro, financiando la participación de conferencistas y estudiantes. Existe un proyecto específico que busca desarrollar las matemáticas en Latinoamérica y el Caribe, como es el caso de las Escuelas Matemáticas (EMALCA) que se desarrollan en México todos los años con financiamiento del IMU-CIMPA. A lo largo del año, investigadores, profesores y estudiantes mexicanos reciben ayuda de la IMU para hacer estancias de investigación, participar en eventos por la equidad de género y decidir sobre políticas de la IMU, beneficios que sin duda valen mucho más que 5,000 euros anuales que cuesta la membresía de nuestro país.
En 2014 se inició el proyecto Mathematics in Latin America and the Caribbean: So Much Happening, So Much to Do, que busca estimular el desarrollo matemático de la región y establece grandes lineamientos de acción. Además, estudiantes mexicanos pueden solicitar beca doctoral a la IMU en colaboración con TWAS (Third World Academy of Sciences), otro de los organismos a los que tampoco podremos pertenecer gracias a la arbitraria decisión de Elena Álvarez-Buylla.
Este es sólo un ejemplo de lo que también perderán la biología, la física, la química, la psicología, la oceonografía etc. de México.
El Conacyt ha sacado el machete nuevamente para dañar irracionalmente el esfuerzo científico de nuestro país y aísla a México de la comunidad científica internacional. Además, ataca a los investigadores de instituciones privadas de educación al cancelar arbitrariamente los convenios de colaboración por los que el Conacyt aportaba la beca del SNI a sus investigadores y las instituciones privadas becaba a alumnos e invertía en investigación. Esto, además de ser claramente discriminatorio para los científicos que laboran en estos centros educativos, desalienta el gasto de las universidades privadas en investigación. Con todo lo anterior, el Conacyt de Álvarez-Buylla por una parte, impulsa políticas claramente neoliberales promoviendo únicamente la ciencia que da resultados económicos y políticos inmediatos. Mientras que, por otra parte, con una visión miope y pre-moderna propicia el aislamiento internacional de la ciencia mexicana, acentúa la dependencia tecnológica y desalienta la inversión en la investigación científica que tanto requiere nuestro país y que tanto ha costado desarrollar. Esto es grave, muy grave, ya que la ciencia junto al combate a la desigualdad, son las vías para salir del subdesarrollo. Sin educación y sin ciencia no hay futuro.
Instituto de Matemáticas UNAM
Expresidenta de la Sociedad Matemática Mexicana