ganó brillantemente el Abierto de Australia al vencer a Garbiñe Muguruza en una final donde ambas demostraron el espíritu de dos grandes campeonas peleando hasta el último momento como sólo lo hacen los mejores del mundo.

Sofía quien dice “soy orgullosamente norteamericana” aun después de haber nacido en Moscú, Rusia, llegó a Nueva York a los tres meses de edad. Su padre quien sufre en el palco de jugadores cada vez que juega su hija, llegó a los Estados Unidos sin un centavo y nunca abandonó la idea de sacar adelante a su familia; con mucho esfuerzo, estudiando durante el dia computación y por las noches manejando un taxi, pudo darle a su esposa Lena y a su hija, Sofía , una buena calidad de vida, convirtiendo a su hija, de 21 años de edad, como la mejor tenista de Estados Unidos, y ahora ya, entre las mejores 10 tenistas del mundo.

Siempre una final arroja diversas conclusiones y más aún entre dos jugadoras que se ganaron a pulso su lugar en la Arena Rod Laver para disputar el título. Muguruza , de 26 años, con dos títulos de Grand Slam en su poder, Roland Garros y Wimbledon , se veía con aplomo y con más experiencia que Kenin, quien superó a Coco Gauf , la tenista sensación de 15 años de edad, y a Ashleigh Barty de Australia, actual número uno del mundo, en su camino a la final.

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Kenin tiene una forma de actuar muy particular, siempre como que anda a las carreras, tiene un carácter de “mírame y no me toques”, camina apresurada entre punto y punto; se reclama a ella misma, así como a su padre constantemente; pero siempre lucha, compite y cuenta con un deseo de ganar incontenible.

Alex quería darle a su familia una vida diferente a la que tenía en Rusia por lo que los Kenin se mudaron primero a Nueva York y después a Florida. El padre sin ser ni tenista ni deportista, vio algo en su hija que ningún entrenador pudo ver y comentó en una entrevista “trabajaba todo el dia, pero me daba tiempo para llevar a Sofía al parque público a pelotear contra la pared". Alex ahorró dinero y llevó a su hija a una famosa academia de tenis y el entrenador no le vio futuro, quizá porque Alex contaba con recursos limitados. Alex, al igual que lo hizo el padre de Caroline Wosniacky, se atrevió a entrenarla y fue formándose poco a poco hasta llegar a tener destacadas actuaciones como infantil y juvenil en los torneos de la USTA.

Alex y Sofia

continuaron su camino entrenando como podían y hoy Sofía Kenin, con una raqueta pintada con los colores de la bandera de las barras y las estrellas, gana su primer Grand Slam, el .

Vamos Familia Kenin, son ustedes un caso insólito de admirarse. Felicidades campeona.

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