Llega muy rápido el primer Grand Slam del año, con diversas incógnitas. Una es si Djokovic logra continuar con su reinado en Australia, o bien Nadal puede sostener el título que ganó en 2022, con la ausencia del serbio. Otra es si el español, máximo ganador de Majors (22), tiene el suficiente físico para aguantar dos intensas semanas de un brutal calor en Melbourne, sin lesionarse, pues ha tenido que lidiar con esto en los últimos meses, y no es el mismo del primer semestre de 2022. En las mujeres, la polaca Iga Swiatek es la favorita, pero este inicio de temporada no ha lucido del todo bien y puede haber muchas sorpresas.
Australia ha recibido a Novak Djokovic con los brazos abiertos, y es el gran favorito; sin embargo, los medios de comunicación y la afición, al hablar tanto de su recuperación, le han puesto muchísima presión al serbio y —aunque es muy fuerte física y mentalmente— puede tener un mal día. Ahora bien, los cuatro torneos del Grand Slam se juegan a tres de cinco sets; son dos semanas de competencia y el ganador deberá imponerse en siete partidos durante ese mismo lapso. Rafa Nadal, a pesar de estar perdiendo partidos en esta etapa previa al torneo de Australia, dice que “he venido a competir y mi objetivo es ganar”. El serbio, quien está tratando de enamorar a la afición, y no sólo en Australia, sino en el mundo entero, dice: “De mis últimos 23 partidos de preparación para Australia, he ganado 22, y estoy en mi mejor momento, feliz de regresar al torneo que he ganado en nueve ocasiones”. La titánica rivalidad entre el serbio y el español podría ponerlos frente a frente hasta la final. Alcaraz no juega por seguir lesionado.
Por otro lado, la empresa Kosmos —encabezada por el polémico Gerard Piqué— se ha salido del contrato por la Copa Davis que tenía por 25 años y una cantidad impresionante de millones de dólares, porque simplemente no había forma de sostenerlo debido las exigencias del formato, que no asegura la presencia de los mejores jugadores del mundo las finales, los altos costos de los derechos de television y la excesiva, desmedida y ridícula cantidad de dinero que Kosmos estaba obligada a pagar a la Federación Internacional de Tenis, para que ésta la repartiera entre todas las federaciones participantes. Kosmos y sus patrocinadores se dieron cuenta de que la competencia era mal manejada por la gran mayoría de las federaciones, que los premios excedían expectativas, que la mayoría de los directivos de las diversas naciones manejaban mal los fondos, y los mejores exponentes de cada país no les creen, porque están peleados con sus federaciones, ya que no les toca lo que les debería tocar.
Este es el principal problema y Kosmos da un paso al costado, paga la multa y se sale del contrato con la ITF.