Qué satisfactorio ha sido ver la actuación de los deportistas mexicanos en los Juegos Panamericanos. Con poca o nula ayuda, han soñado, se han preparado, son disciplinados, creen en ellos mismos, explotan su talento y logran sus objetivos.
En México y en todo el mundo, el deporte es una actividad muy controvertida, llena de emociones encontradas y lo mas fácil es culpar al sistema, a la cultura, a la falta de instalaciones, a la falta de profesores preparados, al escaso conocimiento de los directivos, y —desafortunadamente para algunos— es una actividad de otra escala que a veces no la desean mezclar con lo cultural, lo social o lo educacional. Error y horror.
Mucha de esta gente, no saben que la industria del deporte es más fuerte de lo que puede imaginarse. Las empresas que producen artículos deportivos especializados invierten millones de dólares en desarrollo, generan empleo en todas partes del mundo. El entretenimiento forma parte de esta industria y los derechos de televisión son costosos; se construyen estadios, los eventos que se organizan tienen altos costos de operación, se practica la medicina deportiva, la nutrición, la industria hotelera, los viajes o bien pagarle a Roger Federer , Michael Jordan, Ronaldo, entre otros, millones de dólares para que anuncien sus marcas, así como una y mil cosas más.
Me imagino, como soñador, que México tenga más medallas olímpicas en Tokio 2020, que la niñez y la juventud practiquen más deporte, que los medios de comunicación den más cobertura a quienes ganan medallas en los Panamericanos, que en el futbol contraten a directores técnicos mexicanos, y creen un propio estilo, y no a entrenadores extranjeros que maltratan al jugador mexicano y no avanzan, que nuestros directivos del deporte se preparen, estudien y se capaciten para poder dirigir una institución deportiva y —por último— que se invierta más dinero en escuelas e instalaciones públicas y privadas para que México pueda explotar todo el verdadero talento deportivo que tenemos.
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