Esta temporada de fin de año —y con el inicio del próximo— siempre tenemos ese deseo de renovación, de emprendimiento, de buenos augurios.
Siempre, con el afán de mejorar, de ajustar, de realizar cambios para poder progresar.
En el deporte, la identidad es básica para poder llegar a poseer una cultura del atleta, teniendo un comportamiento positivo, con objetivos claros.
Hace tiempo, con motivo de la desagradable experiencia en el Mundial de la FIFA, y conversando con diversas personas —algunas cercanas al deporte y otras más compenetrados con la industria de la televisión y los medios de comunicación— el tema era el por qué la Selección que representa a México en el futbol tiene tan limitado panorama, aspirando a un quinto partido en la Copa del Mundo, ese que nunca llega.
Todos coincidimos en que no existe una identidad que caracterice al futbol que se practica en nuestro país, y lo mismo con muchos deportes.
México ha sido un referente en el continente americano en diversas disciplinas, pero —al no actualizar sus programas, al no contar con directivos preparados, con escasos o nulos apoyos a los profesores— nuestro país continuará careciendo de líderes que puedan construir y crear la transformación que requiere.
Las características de un líder son las de construir, realizando los cambios necesarios para lograr objetivos, con un dinamismo diferente, proponiendo mejorar, con base a una buena comunicación y tomando en cuenta los resultados.
No es sencillo, porque se deben cambiar usos y costumbres, así como comportamientos, sabiendo que las piezas fundamentales son las personas.
Es urgente preparar a muchos de los entusiastas directivos, que son carentes de conocimientos, y no culpar al sistema, porque el sistema somos cada uno de nosotros.
Hoy, el deporte es un negocio multimillonario. Las organizaciones deportivas en varios países que se han puesto las pilas, producen recursos suficientes para crear programas que fomenten la práctica de muchísimas disciplinas y así sacar estrellas que inspiren a las nuevas generaciones.
Nuestro deporte merece ser serio, tener credibilidad, hacerlo crecer con trabajo, honestidad y sin engaños, uniendo fuerzas para tener una identidad y una cultura que enorgullezcan a todos.
Muchas felicidades en esta Navidad, amables lectores.
Estoy muy agradecido con cada uno de ustedes por destinar su valioso tiempo a estos artículos.