El tenis empezó a profesionalizarse de manera superlativa en los años 70, cuando el rumano Ion Tiriac —eterno compañero de Illie Nastase— decidió dedicarse a ser el coach y el agente del argentino Guillermo Vilas, quien —en aquel entonces— ganaba casi todos los torneos y derrotaba a los máximos exponentes de esa época.

Tiriac, inteligente y audaz, empezó a colocar a la figura de Vilas entre las altas esferas de la sociedad en Europa, representando a Guillermo ante patrocinadores y exigiéndole a los dueños de los torneos grandes cantidades por llevar a la súper figura argentina a que jugara en sus certámenes.

La ATP, la organización que nació para ser un sindicato de jugadores, desvirtuándose en una empresa promotora que aseguraba a los torneos a los mejores tenistas del momento —de acuerdo al flamante ranking que crearon conforme a los resultados de los jugadores, clasificación que hoy prevalece—, es la que manda.

Novak Djokovic, como presidente de los jugadores profesionales, ha realizado grandes mejoras con beneficios para los tenistas de menor clasificación, tratando de hacer que el tenis no se convierta en un club de los buenos jugadores, evitando que entren los jóvenes.

El astro serbio ha realizado lo impensado y ahora los jugadores, las nuevas figuras, están ganando más dinero en las primeras vueltas, así como en los torneos de calificación.

Roger Federer, Rafael Nadal y Djokovic siempre han mantenido a un gran entrenador a su lado.

Federer tuvo al sueco Stefan Edberg, excampeón de Wimbledon, Djokovic al alemán Boris Becker y ahora a Goran Ivanisevic, ambos exmonarcas de Wimbledon. Carlos Alcaraz tiene a Juan Carlos Ferrero, exnúmero uno del mundo y excampeón de Roland Garros, y así por el estilo.

Aquí, han tenido que ver el talento y las grandes cantidades que le pagan a su entrenadores, quienes son los responsables de que estén ganando.

En el tenis, han existido grandes nombres y excelentes publicistas que proyectan al jugador, así como muchos charlatanes.

En el futbol pasa lo mismo, en donde los promotores venden a los directores técnicos como los grandes genios, y ahora vemos las consecuencias en el Tricolor, que no sale de una para entrar en otra, como lo sucedido en la reciente Copa del Mundo de Qatar, y ahora complicándose la existencia en un torneo correspondiente a la Concacaf.

En fin, ya viene Wimbledon —regresando al tenis— y estaremos muy al pendiente.

Tanto Novak Djokovic como Iga Swiatek son los grandes favoritos para adjudicarse el título.

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