Mientras muchos países en América Latina tienen severos problemas para realizar torneos profesionales, pero cuentan con jugadores bien clasificados, en México no tenemos jugadores de singles de talla mundial, pero sí la fortuna de celebrar eventos súper estelares, como el Abierto Mexicano, los torneos de mujeres en Guadalajara y Monterrey, exhibiciones millonarias con Federer, Nadal y otras figuras, aunque nuestro país ha perdido jerarquía a nivel internacional y sólo figura en la modalidad de dobles, con Giuliana Olmos y Santiago González.

La cantidad de torneos que se celebran, desafortunadamente en su mayoría otorgan muy contadas oportunidades a los representantes mexicanos y difícilmente nuestros jugadores reciben una invitación al draw principal, dándole preferencia a los tenistas internacionales para venir a recoger importantes puntos y premios que podrían ser distribuidos entre los nacionales, a sabiendas de que su nivel es bajo.

Estados Unidos hoy tiene ya a 10 tenistas hombres entre los primeros 50 del mundo, y en las mujeres han mejorado mucho, gracias a las oportunidades que reciben sus jugadoras en los torneos profesionales que se celebran ahí, ingresándolos directo a los draws principales. Así empiezan a ganar puntos, se colocan en una mejor clasificación, tienen ingresos importantes, que colaboran a que puedan tener un entrenador de base, a viajar con mayor comodidad, a tener un mejor régimen alimenticio, a poder estar participando semana a semana en torneos grandes, así como entusiasmando a la afición.

La confusión que tienen nuestros directivos, que no es nueva (tiene más de 40 años), se debe a que cuentan con mucho entusiasmo para hacer las cosas, pero —al no entender, no saber y no conocer la complejidad que existe en un deporte tan individualista como es el tenis— provoca que gerentes de clubes traten desesperadamente de promover el tenis, realizando torneos profesionales, cuando el problema está en las bases, en la enseñanza, en la raquítica producción de jugadores de élite. Toda esa cantidad de premios y puntos que se llevan los extranjeros hunden más a nuestros tenistas, que carecen de oportunidades en su propio territorio.

Qué bueno que existan importantes torneos internacionales en nuestro país, pero no olvidemos que es prioritario tener una buena base para proyectar a nuestros tenistas, que en los torneos ingresen a los draws principales los nuestros, que se ayude a los clubes y gerentes a tener mejores programas de promoción del tenis, apoyando a que se capaciten los profesores. Que aparezca esa identidad del tenis mexicano que se extravió por esa enorme confusión que sigue deteriorando y minando gravemente a nuestro deporte.

luis@vamosdeportes.com

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