La histórica rivalidad en los deportes entre España e Italia renace cuando Carlos Alcaraz, de El Palmar —en Murcia—, con sus 19 años de edad, y Jannik Sinner —de San Cándido, en los Alpes italianos—, con 21, se miden en cualquier estadio de tenis, causando emociones únicas; demostrando sus principios y valores, que nos hacen recordar a las batallas entre Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic.

Alcaraz y Sinner rebasan expectativas; primero, por sus muy sencillas, pero arrolladoras personalidades. Por la frescura de ver a dos jóvenes entregarse en cada punto; por ser decentes, caballerosos, entendidos de la ética del deporte, ya que dejan atrás aquellos intereses comerciales o de protagonismo que existen entre las grandes figuras y a los dos les da gusto enfrentarse, felicitarse mutuamente, sea cual fuera el resultado.

Jannik Sinner, serio, de 1.88 metros de estatura, con un largo copete que destaca en su cabellera pelirroja, derrocha fuerza, pasión y entrega en cada golpe, además de tener la sencillez que le da la educación que sus padres le han otorgado.

Con orgullo y humildad, Jannik reconoce el esfuerzo de sus padres, quienes lo han enseñado a trabajar: “Mi padre es cocinero. Mi mamá sirve los platos y sigo aprendiendo de ellos”.

Carlitos Alcaraz, de 1.83 metros de estatura, es más relajado. Ya tocó el cielo con la yema de sus dedos, ya ganó un Grand Slam y sabe estar en la cúspide del ranking: “Trabajo mucho para ser un número uno”.

Carlitos y Jannik le han dado frescura a la atmósfera del tenis profesional y ambos reconocen, con humildad, que tienen que seguir aprendiendo para competir con Novak Djokovic y Daniil Medvedev (Nadal está lesionado), pero —hoy por hoy— son los grandes protagonistas y su sencillez arrasa.

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