Nombro mi colaboración con el título de la canción del tamaulipeco Cuco Sánchez, excepcional autor vernáculo mexicano y quién sentenciaba en su remate acongojado: "no vuelvas a apostar".
Con base en él, trataré de armar una respuesta a un amable lector que, me pregunta si es que hubiera alguna propuesta en la gestión de la estrategia de la organización, que aumente la probabilidad de su ejecución exitosa en el transcurrir del tiempo.
Es decir, porqué a la hora de que propone conseguir en el papel, lo que se planea suena bien y luego en la ejecución, muy pocas logran hacerlo con éxito.
Y desde luego, todo empieza con la incertidumbre que presagia el futuro que, hoy más que nunca está plagado de situaciones políticas, económicas, sociales, tecnológicas, que implican disrupción en lo que hacemos y como lo hacemos.
Por ello, cualquier planteamiento estratégico es muy volátil y, por lo tanto, el seguimiento y sobre todo desarrollar la habilidad de adaptarse, es imprescindible.
En el mundo entero las organizaciones tienen malas y buenas experiencias y muchas veces la segunda situación, no se da a conocer por varias razones, y es que casi siempre las historias las presumen los vencedores y no los vencidos, esto es, los que van adelante y no los que se quedan atrás, los últimos prefieren por lo general, no hacer público su fracaso.
Comentaré sobre situaciones que, pudieran ser causa de las fallas en la puesta en práctica de lo que proyectamos. Hace unos años los doctores Kaplan y Norton de Harvard afirmaron que, el 80% de las estrategias planeadas no se ejecutaban y con base en ese dato y para remediarlo, diseñaron la herramienta del Balanced Scorecard; en la que proponen ordenar el pensamiento estratégico en Objetivos, Indicadores, Metas y Proyectos, e idearon la creación de la Oficina de Administración Estratégica, para facilitar su ejecución.
Con respecto a los factores que pudiera afectar lo que trazamos a futuro, uno es el que, nuestros cerebros están programados para sentirnos seguros y aunque ello no es malo por naturaleza, pues confiar en nuestra capacidad de pensar positivamente, es que la especie humana ha construido lo que hasta hoy en día vivimos, siendo patente el que en su origen se estaba a la intemperie y hoy, vemos avances impresionantes, sin embargo; si solo somos optimistas al pensar en el futuro, somos y seremos susceptibles al fracaso y a la debacle.
Otro, es que confiamos por lo general, en que todo es más fácil de lo que realmente sería llevar a la realidad lo planeado, así las cosas, los escenarios que construimos los forzamos para coincidir con lo que pensamos, en vez de ser realistas y escépticos en la materialización de la estrategia en el futuro y más nos valdría no apostarle a un solo camino. Por si las circunstancias cuando ocurran, no nos son favorables.
Es importante entender, si los números alegres de las proyecciones financieras, no nos están obnubilando. Desde luego que preferimos la seguridad de lo que conocemos y entonces, no nos atrevemos a retar al llamado status-quo y lo recomendable sería estar más dispuestos a entender, ¿Qué pasaría de no llevar a cabo los cambios?
Para cerrar un tema tan amplio, es importante recordar que muchas veces para aprobar el futuro, se recurre al éxito pasado, lo cual no necesariamente es sano, es importante tomarlo en cuenta, pero matizarlo pensando en el porvenir, sobre ello reflexionó Warren Buffet al comentar que, se arrepentía de no haber invertido en Google, por seguir apostando a los negocios tradicionales.
No es fácil una respuesta, espero provocar en quién, me escribió y en usted, la curiosidad de tal manera que, pudiera serle útil y concluyo diciendo que la estrategia en su ejecución, es redonda para huevo, pero larga para aguacate, por eso más vale darle seguimiento continuo y ajustar en su caso lo que sea necesario, sin que nos tiemble el pulso; para eso dirigimos.
Wu 552300 4668