El ser humano ha visto cómo su existencia y sus hábitos se modifican a través de los siglos por varios factores, uno muy impactante es el de la tecnología y nada más es cuestión de imaginar a quién se le ocurrió que, podía unir con el hueso de un animal -a manera de aguja dos pieles- y poder abrigarse de la intemperie o bien, quién se dio cuenta que podía producir y preservar el fuego.
Y pudiera seguir enlazando en la historia de la humanidad anécdotas como las anteriores, como ya en tiempo del siglo pasado nos sucedió, cuando el fax empezó a proliferar en las oficinas y el traslado personal de documentos descendió notablemente.
Hoy en día, algunos están denominando a este ciclo como Era 4.0 que impulsa la era digital, de interconexión, de transacciones instantáneas, de velocidad, dinero electrónico y muchas cosas más de las que somos testigos día con día.
Como referencia la Era 1.0, contempla la etapa en que de la industria manual se inició, las de la maquinaria basada en el vapor y la fuerza del agua, la ubicamos en el siglo XVIII. La 2.0, refiere al establecimiento del ferrocarril, el telégrafo y la electricidad y que se empieza a gestar en el Sigo XIX.
La 3.0, se enmarca en el progreso de los sistemas de tecnologías de información, que permitió la automatización de procesos de modelos de negocio y elevar el poder de la información en el Siglo XX y con base en ésta, entre el final del anterior y el que hoy vivimos en el primer cuarto del siglo XXI; los sensores, el internet de las cosas y la inteligencia artificial, ahora dan pie a la 4.0, con las posibilidades de ofrecer nuevas experiencias a través de productos y servicios digitales.
Desde siempre y con más celeridad, es patente que la tecnología ha contribuido a un modo de vida diferente, la automatización crea de ella una gran dependencia, lo vemos y sufrimos cuando se va la conexión con la red, que nos hace sentir inválidos.
Se dice que existen oportunidades en cada crisis, es un estado decisivo, capaz de convertirse en un punto de inflexión de cambio, sea para mejor o peor. Un resultado positivo, posibilitando ejecutar las acciones necesarias, demanda identificar los elementos de la situación, así como, lidiar con lo que ya no está funcionando, aunque no todos somos capaces de salir del status quo y abrazar el futuro distinto.
En mi experiencia, existen quienes se adaptan o no a los cambios, crear resiliencia a construir lo que sigue, dejando atrás aquello que ya no hace sentido, adaptando lo que intuimos o conocemos en el corto, mediano y largo plazos, como es el caso de la era digital en la que nos estamos moviendo desde hace unos años y cuyo impacto seguirá sintiéndose en los que están por venir. Tenemos tendencia a movernos año con año en un ciclo de respuesta de corto plazo y no anticipando el probable riesgo de lo que vendrá después.
Decía Gramsci: “la hora de los monstruos; no ha muerto el pasado y no acaba de nacer el presente”
Así es, muy complejo tener el dinamismo que requiere la brecha entre lo que viene y las actividades necesarias de adaptación, provocando un alto riesgo de catástrofe, para quién no acaba de comprender lo que está pasando y no se sube al tren del cambio.
Tenemos que aprender y desaprender, con mayor rapidez de aquello que nos retrasa en adaptarnos a lo que viene. Colaborar, asociarnos, actualizarnos es la constante. Lo que sabemos de la realidad actual y nuestra habilidad para crear, anticipar y aprovechar el futuro, utilizando a la historia como herramienta.
El ritmo del cambio es demandante y muy visible, lo vemos con las transformaciones de las organizaciones que están creciendo y aquellas que están teniendo problemas, lo cual impulsa a preguntar:
¿Por qué en la organización no existe una voluntad individual o colectiva de hacer algo?
¿Por qué no actuamos con la urgencia proporcional a la escala de la amenaza o debilidad?
¿Sufriremos del síndrome de normalidad, es decir que, si no hacemos algo, algún día milagrosamente todo regresará a cuando éramos exitosos?
El mundo vive un momento crucial y necesita liderazgo de cambio, seguramente usted tendrá otras preguntas, como las responderemos tanto en colectivo como organización y en lo individual, nos situara mejor en una era que nos cimbra. Feliz año nuevo.
Profesor de asignatura del ITAM, Consultor y Consejero de empresas y varios años miembro del Consejo Internacional de The Strategic Leadership Forum.