En el sur de la Ciudad de México -uno de los sitios preferidos de la comunidad- lo es El Vivero de Coyoacán (conocido coloquialmente como Los Viveros) parte de lo que fuera el Rancho de Panzacola y que se sumó a otros terrenos que el gobierno federal fue adquiriendo, vecinos a la fracción de terreno donada a nuestra capital hace más de 100 años, por el ingeniero tapatío Miguel Ángel de Quevedo .

El gusto por la naturaleza le surgió a don Miguel en los Pirineos, cuyos bosques y montañas le inspiraron amor. En 1883, recibió en la Universidad de Burdeos el grado de bachiller y se fue a París para proseguir su educación.

En un curso de agricultura hidráulica, el profesor Alfredo Durand advirtió a sus estudiantes que un ingeniero hidráulico que no tuviera conocimientos forestales era: "deficiente, un zopenco que cometería graves errores"

Recibió su diploma de ingeniero civil con especialización en ingeniería hidráulica en 1887 y regresó a México. Su primer trabajo fue como supervisor de las obras del drenaje en el Valle de México, inspeccionó la construcción del Gran Canal (que culminó en 1900) hasta 1889.

Fue director de obras portuarias en Veracruz por tres años (1890-1893) y allí se casó con una jarocha.

En 1893, una compañía franco-suiza contrató a don Miguel para investigar el potencial de energía hidráulica y, entre otros aspectos, encontró plena evidencia del papel de los bosques, en regular el ciclo hidrológico.

Don Miguel fue elegido presidente de la Junta Central de Bosques y, con ingenio, promovió la creación de parques al amparo de sus nombramientos públicos.

En 1900, los parques de la Ciudad de México eran el 2 por ciento de la superficie urbana, en la década siguiente, con su gestión, aumentó al 16 por ciento.

Su tesis fue que los parques constituyen un ambiente sano, los árboles oxigenan el aire y los niños y adultos tienen un espacio para esparcimiento.

Con la ayuda de José Yves Limantour, Secretario de Hacienda de Porfirio Díaz, en 1907, se obtuvieron los primeros recursos para ejecutar el proyecto de El Vivero. El Apóstol del Árbol murió en 1946. Tuvo antes a su cargo, la construcción del bello edificio del Banco de Londres y México, en nuestro centro capitalino.

El vivero cuenta con muchos senderos con nombres propios, sobre el de Acacias, se encuentran algunas esculturas de madera con diseños únicos, aunque por los diversos caminos en medio de la vegetación existen obras naturales impactantes. Se puede apreciar gran cantidad de árboles como las castañas, nogales, cedros, fresnos, acacias, palmas, moras, peras, jacarandas, pinos, y muchas especies más.

La gestión está a cargo de la Semarnat con la bióloga Lourdes Hernández al frente y acompañando la comunidad con el trabajo generoso de la Asociación de Amigos de los Viveros sin fines de lucro, ahora conducida su presidencia por Andrés Ornelas Cravioto con su esposa Maru Vargas -codo con codo- sumados muchos otros voluntarios, para materializar (entre muchos otros proyectos) la transformación del Río Magdalena de un espacio maloliente, a aguas transparentes y me refiero al rescate ecológico de la parte del río circundante al parque.

Entre otras actividades, la asociación se hace cargo de regar la pista por la madrugada diariamente, con Pedro Hernández en la pipa y personal del vivero y el mantenimiento del vehículo a cargo de Juan Manuel González también hábil relaciones públicas. Se instala tezontle a la pista dos veces al año, los baños están limpios y funcionales.

Entre otras amenidades hay un espacio, La Madriguera , para dejar nuestras pertenencias y ahora están por colocar tomas de agua, potables.

Para fondearse, se hace una carrera anual y algunas otras actividades como una credencial anual que da derecho entre otros servicios al uso de La Madriguera, también colectan patrocinios de empresas, quienes generosamente apoyan el esfuerzo. Fidel Figueroa y su hijo contribuyen con la creatividad del diseño de los logos y la publicidad.

En esta ocasión la carrera será el 23 de febrero de 2020 de 5 kilómetros, con disparo de salida a las 7 de la mañana. Es importante participar, el dinero se invierte totalmente en su beneficio y representa un cobro pequeño -comparado con lo que se entrega por lo que se paga y lo que cuestan otras carreras- preservando un espacio entrañable.

El esfuerzo de la comunidad encabezada por Andrés es arduo, vale la pena apoyar a un lugar que día con día, nos hace felices.

Profesor de asignatura del ITAM, Consultor y Consejero de empresas y miembro por varios años del Consejo Internacional de The Strategic Leadership Forum.
Wu 552300 4668

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