Una de las fechas más importantes en el calendario anual mexicano, es la celebración de quienes nos han traído al mundo, y, escribo -con especial dedicatoria a la mía, Lolita Preciado- sobre una mujer mexicana, que dejó -como muchas otras- una gran herencia artística a nuestro país con su ballet y que hoy en día, como otras tantas actividades, está hibernando, mientras se reanudan los espectáculos con público.
Un documental sobre la vida de Amalia Hernández, que el 1 de septiembre, cumpliría un poco más de un centenario de vida, nos muestra la gran capacidad para ejecutar, de quién heredó para la posteridad, un invaluable tesoro.
La aparición entre las instituciones artísticas de México de su ballet, no fue por arte de magia, fueron años de trabajo y de pasión, frente a los obstáculos y las incomprensiones, oponiendo firmeza, voluntad e imaginación.
Cuando tenía ocho años, se acercó a su padre, para decirle; "papá; quiero aprender a bailar".
El sí paterno en aquellos años, en que la mujer aparecía definida en una limitación estricta del hogar, se le permitió en la casa de la familia, y contrató don Lamberto (militar y político de relieve) a Sybine, bailarín principal de la Pavlova y de la Ópera de París. Practicó también Amalia, con la gran bailarina de flamenco "La Argentinita" y Waldeen, bailarina y coreógrafa de danza moderna.
Cuando tengamos la alegría de volver a ver, en el Palacio de Bellas Artes, al ballet que lleva su nombre, entenderemos lo que hay detrás de cada coreografía, que se presentaba sin interrupción en México, así; como en varios países de todo el mundo, en sus giras, cuando derrochaba la creatividad de su fundadora y ahora de sus sucesores.
Amalia, advirtió que el ballet clásico y la danza moderna, con música y bailes extranjeros en su mayor parte, no calmaban, ni expresaban sus emociones, como maestra y coreógrafa de danza moderna en el Instituto Nacional de Bellas Artes, entonces, gestó su propia compañía con programas de bailes folklóricos mexicanos, su tesoro, se sustentó en las canciones y bailes que escuchaba y veía en la finca de su padre; en sus viajes, en los pueblecitos que esperan año con año la fiesta de su localidad.
En los rincones, montañas, valles y playas de México, encontró el estallido de los sentimientos de un pueblo como el nuestro. Al principio, fue un grupo pequeño y en la televisión cada semana, fue dando salida a la riqueza de los conocimientos, que había acumulado sobre la música y baile de México.
A finales de los cincuenta, del siglo pasado, atrajo la atención de lo que en aquel tiempo era el Departamento de Turismo y con la representación oficial de México, viajó por otros países del continente.
Después, de su triunfal presentación, en los Juegos Panamericanos de Chicago, el Presidente Adolfo López Mateos, le ofreció a la compañía, el apoyo para crear para México: "uno de los mejores ballets del mundo".
La capacidad de Amalia, de organizar y difundir, han valido para que el ballet siga vigente, tuvo visión, estableció su estrategia y ejecutó con disciplina, involucrando a toda la compañía, tomó la importante decisión de dedicarse a la coreografía y a la organización; también la estrategia de una sucesión efectiva, para fortalecer a una institución; ejemplo de cómo imaginar un concepto, fortalecerlo y organizarlo para resistir el embate del tiempo.
Cuando se pueda, disfrutemos pues, de uno de los más emotivos ejemplos de creatividad y perseverancia, de una mexicana inolvidable, quién ha dejado huella profunda de su paso por el mundo y sirva para reflexionar si tenemos rumbo, ritmo y modo en nuestra vida personal y en las organizaciones.
PD: Hablando de mujeres, nos da una gran alegría relatar que, Mónica Sacristán Fanjul, recibirá en julio próximo; el Lifetime Achievment Award, premio otorgado por la UNICON -consorcio, muy prestigiado de universidades global- por su contribución, a la educación de los ejecutivos y alumnos desde el ITAM, además de, su larga y fructífera trayectoria en distintas instituciones. Muy merecido.
Y con dolor, lamentar la partida a la gloria de José María Blanco, quién, fuera hasta su retiro, director general de El Palacio de Hierro y sobre todo un buen hombre. Lo extrañaremos.
Profesor de asignatura del ITAM, Consultor y Consejero de empresas y miembro por varios años del Consejo Internacional de The Strategic Leadership Forum.
Wu 552300 4668