Si analizamos detenidamente la historia, encontraremos que los problemas de los países hispanoamericanos empezaron con sus “Independencias”. En aquellos tiempos, los cuatro virreinatos españoles, eran el primer mundo. Su moneda se utilizaba para el comercio internacional. Claro que esto, no solo se desconoce, sino que, una malintencionada y falsa leyenda negra, se ocupa de propagar justamente lo contrario y desgraciadamente ha logrado que una gran mayoría tenga “Otros Datos”.

No eran colonias, los Reyes Católicos integraron las tierras americanas a España, constituyendo un solo reino, subdividido en cinco exitosas partes. La más pobre era España. Los cuatro virreinatos americanos, vivieron trescientos años de paz y prosperidad. Esto obstaculizaba los planes del globalismo y decidieron destruirlo.

La independencia sudamericana, la gestaron los masones desde Londres. Todos sus libertadores, empezando por Miranda, fueron reclutados y preparados para “libertadores” en Inglaterra, los cuales convirtieron tres virreinatos prósperos, en varias nacioncitas enemistadas entre sí, artificialmente emproblemadas políticamente, empobrecidas intencionalmente y sin importancia. Hoy, algunas son víctimas del imperialismo globalista o están por caer, incluido México.

Al independizarnos, quedamos envueltos en una vorágine política y social, hasta que Porfirio Díaz le puso fin en 1880. En pocos años, perdimos más de la mitad de territorio y quedamos bajo las órdenes de los gobernantes estadounidenses, los cuales hicieron una buena mancuerna con funcionarios mexicanos traidores, ya que todos eran hermanos masones. No es casualidad que el nombre oficial de nuestra patria sea “Estados Unidos Mexicanos”, ya que ellos tienen metidas sus manos desde la Constitución de 1857. Situación que en cierta forma sigue vigente hasta hoy, tanto el presidente de aquí, como el de allá son masones globalistas.

Hay quienes piensan que nuestro vecino, es nuestro problema mayor, pues no solo se apoderaron de una parte de nuestra tierra, sino que también nos han perjudicado de diversas formas. Nos organizaron la Revolución Mexicana que es mexicana, porque pusimos el territorio, los bienes a destruir y los muertos. La detuvieron hasta que Álvaro Obregón aceptó dócilmente todas sus exigencias. Los otros caudillos solo aceptaron una parte, por eso cayeron y la revolución continuó.

Al terminar el conflicto armado, empezaron a asesinarse entre caudillos. Entonces, el embajador Dwight Whitney Morrow, les propuso que no fueran tontos, que, en lugar de matarse por el poder, conformaran un partido, para repartirse pacíficamente el botín. Y así, nació lo que hoy es el PRI y su derivación MORENA.

Muchos de nuestros males, son consecuencia de los arreglos entre políticos mexicanos traidores o ineptos y políticos estadounidenses ventajosos. Lo “curiosito” del asunto es que, casi todos los representantes del país victimario como los del país víctima, han sido hermanos masones.

Aunque es importante conocer la verdadera historia, no vamos a meternos en ella. Aceptemos que, si tratamos de encontrar los problemas más graves de nuestra patria, sigamos el camino que sea, llegaremos a lo mismo: los puestos gubernamentales han sido mayoritariamente ocupados por malos políticos. Cosa que hoy “requeteconfirmamos” con dolor, perjuicios y temores.

Efectivamente, nos han traicionado, robado, pisoteado, engañado, oprimido y ocasionado bastantes males. Nada más que, si somos objetivos, encontraremos que, en el pueblo bueno y no tan sabio, tienen un gran cómplice permanente. Si han causado tanto daño, en buena medida, es porque la apatía, ignorancia y pasividad popular les han otorgado el poder exagerado del que gozan.

Los temas humanos son muy complejos, por lo que le entraremos a este, conscientes de que es una visión parcial. Más porque, quizás, estamos viviendo la situación más crítica de nuestra historia. Aunque, no es la primera vez que intentan encadenarnos al imperialismo “marxistoide”, (lo intentaron Calles, Cárdenas y Echeverría), nunca estuvimos tan cerca de caer como hoy.

A partir de la guerra de independencia, vimos que el globalismo tenía metidas sus manos en nuestro país. Desató una lucha armada que causó destrucción y como todo movimiento suyo, el odio jugó un papel preponderante.

Nos independizaron y entramos en un caos gubernamental, que nos puso en picada. Díaz, bajo el lema de “Sufragio Efectivo, no Reelección” que utilizó contra la dictadura de Juárez, llega al poder y mete orden al país, reencausándolo al sendero del progreso. Pero, se engolosina y se aferra al poder. Si bien trajo muchos bienes, permitió injusticias y cometió errores, que sirvieron al globalismo de pretexto para apoyar a Madero.

Acaba el conflicto armado y los “vencedores”, se convierten en una oligarquía, que, por décadas se despachó con la cuchara grande. Y el pueblo, salvo raras ocasiones, soportó resignado. Hoy estamos a punto de caer en garras del “castrochavismo”. Si treinta millones votaron por el Atila macuspano y su recua de “levantadedos”; cuarenta millones del nefasto Partido Abstencionista no votaron, contribuyendo de forma definitiva a su triunfo. En el poder, se dedicó a impedir el bien y destruir todo aquello que obstaculice su perverso proyecto.

Los pseudo líderes de los partidos opositores, están más ocupados en mantenerse en el poder que en defender la patria. Los empresarios unos hacen negocios del “bienestar” y otros aguantan calladitos, ni unos ni otros recuerdan que Chávez, una vez consolidado, los desplumó a todos. Igual callan estudiantes, maestros, padres de familia, científicos, intelectuales, autoridades religiosas y otros sectores.

Y quizá, lo más sorprendente, decepcionante y “enojante”, sea que los políticos que pretenden la candidatura presidencial, permanecen mudos ante tan terrible catástrofe. Se supone que, si quiero ser presidente, además de cumplir los requisitos, debo amar a mi patria y tener valor para enfrentar al enemigo que la está destruyendo. Es desesperante que guarden silencio y si hablan, lo hagan en forma tan blandengue, que más bien parece miedo.

Si no fuera porque la sociedad está empezando a reaccionar con energía y la SCJN, como nunca antes, ha rechazado con valor y casi heroísmo, las disposiciones y caprichos anticonstitucionales de un Ejecutivo vengativo, México no tendría esperanza.

No cabe duda que las crisis pueden significar beneficios inesperados. Los partidos opositores, están muy disminuidos y devaluados. MORENA les robó muchos de sus chapulines convenencieros. El PRD prácticamente quedó desierto. El PRI se achicó, pero como conservó algo de su basura, la cual lo dirige, sigue siendo poco confiable. Aunque tiene un sector que parece honesto. Al PAN lo liberaron de algo de basura, pero como abandonó sus principios, perdió la brújula.

Y mientras, los partidos pierden poder, la sociedad se empodera y, como nunca antes, está obteniendo triunfos trascendentales y parece que va por más. Por esto, en la marcha del 13/11 y el plantón del 23/02 los partidos se aceptaron al último. Este hecho inédito, indica que hoy la sociedad pesa más y puede obligar a los partidos y políticos que se porten bien. Mientras la sociedad se mantenga a la cabeza, habrá esperanza.

Para triunfar, es indispensable que el número de mexicanos conscientes crezca significativamente. Esto requiere esfuerzo, entusiasmo y patriotismo. Existe un sector social muy grande que es presa de la ignorancia y necesita ayuda. También se debe tener precaución, pues hay políticos listillos que se encumbran en estos movimientos. Lo logrado es importante. Podemos ser optimistas, si hacemos lo que debemos, triunfaremos. Por lo pronto, todo Edomex y Coahuila debe votar mañana. Para luego, prepararnos todos, para la trascendental lucha del 24.

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