Deveritas que algo nos pasa. Estamos preparándonos para enfrentar, con enorme desventaja la batalla, quizá, más trascendente de nuestra historia y ¡ándale!, aparecen los “compadres ayudadores”, reforzando, con “fuego amigo”, la andanada de calumnias y ataques enemigos.

Hace como tres meses, los mexicanos conscientes, estábamos desolados, sin esperanza, por no tener quien enfrentara, con alguna posibilidad de éxito, a la Corcholata de “YSQ”. Y de repente, gracias a su politiquería, del cielo nos cayó una candidata que sacudió todo y, sobre todo, despertó la esperanza. Y, como el triunfo no caerá del cielo, un importante sector social trabaja afanosamente, con y por ella.

Como “Su Alteza Desigualísima”, no se lo esperaba, le propinó tremendo “patadón” en salva parte, así que redobló su “obradorización”, se le subió lo Daniel Ortega a la cabeza y angustiosamente busca descarrilarla.

Como afortunadamente, está limpia de polvo y paja, sus ataques han resultado vanos y fácilmente “desechados”. Algunos se cayeron solitos. Los chismes de vecindad abundan. Que no era indígena. Que no vendía gelatinas. Que hacía negocios chuecos con el gobierno y otras tonterías. Abusando, ilegalmente usaron sus datos confidenciales del SAT, para exhibir sus negocios y más que nada, publicitar, malintencionadamente, el lugar donde labora su familia, lo que puede incitar a que alguno de sus violentos fanáticos, los agreda.

Seguramente, a sus empresas, le caerán inspectores, de todas las secretarías habidas y por haber, incluida la de “Pitos y Flautas”, tratando de encontrarle algo para tronarla, mantenerla ocupada defendiéndose o atemorizarla. Hasta amenazaron con demoler su casa por carecer de una autorización. Efectivamente, el constructor y la autoridad, (misma que la acusó), omitieron un detalle de procedimiento.

Todos los ataques de palacio, resultaron una babosada. Pero, se espera que este tsunami de ataques se agudice. Y, ¡Oh sorpresa! Ahora resulta, que también ya empezó el “fuego amigo”. Un periodista, de los que, se supone, están a favor de México y no “chayoteados”, encontró que el informe del trabajo realizado Xóchitl para titularse, contenía algunos párrafos copiados sin las citas. Y de forma que, más de alguno, consideramos imprudente, se atrevió a publicarlo. Y se “viralizó”.

Obviamente, ayudó al enemigo del país, brindándole algo cierto, que podría desprestigiarla. Y lógico, esto indignó a mexicanos que están en la lucha y se le echaron encima. Por desgracia, algunos fanáticos, (los ha en todos lados), al más clásico estilo de la 4T, fueron ofensivos.

Su noticia, levantó tal polvareda, que fue entrevistado en varias partes. Alegó que, así como dice una cosa, dice otra. Como orgulloso, declaró que el periodista debe difundir la verdad de ambos lados, no solo las fallas y cochinadas del enemigo.

Efectivamente, el verdadero periodista parte de hechos verdaderos. Pero, también debe prever la oportunidad y repercusión de lo que publique. La noticia era real. Pero no calculó el daño que le propinaría a una sociedad violentada, al proporcionarle armas a su enemigo que pudieran perjudicar a su candidata. Máxime que, fue el primer ataque de relativa importancia, con datos reales.

No se trata de callar hechos nada más porque sí. La verdad, más tarde o más temprano sale. El auténtico periodista, sopesa que ocasionarán sus publicaciones. En este caso, ayudó al posible peor enemigo de nuestra historia. Un sector considerable de la sociedad, se encuentra trabajando con muchas ganas, al lado de la candidata para derrotarlo y, aparece un “paladín de la verdad”, que difunde el error de Xóchitl, apoyando los múltiples y arteros ataques de palacio.

Publicó algo ciertísimo, pero perjudicó a México. Él, bien sabía que, enfrentamos una guerra muy desigual. Además, copiar unos párrafos en un reporte de un trabajo, es radicalmente distinto, a una tesis “clonada”, como parece que es la tesis de la ministra “lacaya” infiltrada en la SCJN, Yazmín Esquivel.

Fue un error, no mencionar las citas correspondientes, pero, no es algo grave. Hay una diferencia enorme, entre un reporte de trabajo y una tesis. El primero informa sobre una tarea específica, por lo que no se puede fusilar de ningún otro lado. En cambio, una tesis es una propuesta personal, sobre algún tema y esto si se puede “piratear”.

Una vez más, aparece la reglita marxista de las dos escalas. Con Xóchitl se hizo escándalo, mientras que, con Yazmín, hipócritamente, trata de minimizarse. La actitud de ambas, es diametralmente opuesta. Mientras una, miente e interpone amparos; la otra abiertamente acepta su error y se dispone a apegarse a lo que la UNAM determine y humildemente ofrece hacer otro reporte.

Aunque le retiraran el título, quedarían los conocimientos. Una presidente no requiere título, pero una ministra de la SCJN, necesita uno de abogado. Así que, esta información ni fue importante, ni oportuna, aunque fuera ciertísima, pues, le brindó armas al enemigo que se agarra de cualquier minucia.

El periodista se indignó por la forma en que Xóchitl replicó. No tomó en cuenta, que, si a alguien le está cayendo un alud de ataques y le cae uno nuevo, no lo va a abrazar. En lo personal, aunque haya utilizado su léxico, no detecté falta de respeto alguna.

A fin de cuentas, ambos cometieron un error. Xóchitl ya lo reconoció, y, acata sin problema las consecuencias. El comunicólogo, la regó publicando algo, que da armas al enemigo de la sociedad y le pega a su candidata. Debería reconocerlo también. Más, si se toma en cuenta que, abundan electores inconsistentes, que se desaniman fácilmente. Cuando México necesita, urgentemente, conservadores que quieran conservar su país en paz. Así que afectó. Esto, enojó a muchos, tanto que algunos cancelaron la suscripción al canal del periodista. Posiblemente debiera pedir disculpas. Su acción, permite suponer que lo “chayotearon”. Sin embargo, pensemos, que solo fue una imprudencia y no un asunto monetario.

La candidata ha reconfirmado una vez más que está limpia. Que, si cometió un error, no es grave. Además, lo reconoce honestamente y asume las consecuencias. Todos nos equivocamos. Esperamos que no haya salido muy raspada, pues como dijera el “Calumniador Mayor” desde nuestro Palacio que amuralló, conforme el tamaño de su miedo: “La calumnia si no mancha, tizna”.

Si un pueblo está tratando de liberarse de su tirano, es mala onda publicar algo que le dé armas, por más certificados de veracidad que tenga. Como Xóchitl lo tiene “apanicado”, y encerrado en palacio, la ataca, sin que la ley, la moral, la ética o cualquier norma cuenten. Lo único que le importa es tronarla. Y esto fue una ayudita, aunque no muy grande, al tirano.

Pero bien podemos otorgarle el derecho de la duda, considerar que fue un imprudente, que solo buscaba notoriedad, sin medir las consecuencias. Pero como su proceder se presta a pensar mal, queda en observación y ya salió que la Corcholata, al igual que varios “cuatroteros”, se plagió completita una tesis en inglés, de una universidad africana y la tradujo. Estaría bien que, como reparación, investigara bien y lo difundiera.

Esto confirma que debemos extremar cuidado con los “compadres ayudadores”, los engaños y calumnias palaciegas, pues destantean a los electores inseguros. Ya que nos sucede lo que a aquel bosque que estaba muriendo, porque los árboles votaban por el hacha, quien, demagógicamente, los había convencido, que, como su mango es de madera, era como árbol.

La única forma de triunfar es que la sociedad reaccione y se vuelque masivamente a votar. Y para eso hay que meterle duro, sin olvidar pedir ayuda de arriba.

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