El fatídico día de las elecciones más trascendentes de nuestra historia por fin llegó. Desde temprano empezamos a darle seguimiento. Como no cuento con las fuentes de los periodistas, lo hice por YouTube, con comunicadores de confianza. Desde temprano se vio que, en el extranjero, había muchos electores esperando. Fue tomado como un buen augurio, pues se suponía que la mayoría votaría por la democracia. (Se supo que muchos se quedaron sin votar). En México se vieron muchas casillas pletóricas. Según datos oficiales se presentó a votar casi el 60%. (Menos que en 2018). Se veía tanto entusiasmo, que parecía una fiesta. Para reforzar la esperanza, en la tarde aparece Xóchitl, acompañada de un grupo de caras felices, anunciando con mucha alegría importantes victorias posibles. Esto, mañosamente, lo hacen muchos partidos, aunque vayan perdiendo. Pero se percibió que, si Xóchitl hizo ese anuncio, fue porque tenía bases sólidas.
Luego, apareció el “Principe del Huachicol”, Mario Delgado con un grupo de caras compungidas, anunciando su triunfo, con un desanimo como si acabaran de escuchar una pésima noticia o un tedioso discurso de la “Calcandidata”. Unos estaban en una fiesta; otros en un funeral. Como son bien mentirosos y sus caras reflejaban profunda tristeza, nuestra esperanza se robusteció.
En diferentes partes del país, empezaron a verse imágenes de “sabanas”, en las que la ventaja de Xóchitl era aplastante. Todo indicaba que la democracia tenía muy buenas posibilidades. Pero, sospechosamente, los datos del PREP arrancaron con una gran ventaja de la dictadura. No causó temor, porque se creyó que como el INE es cómplice de la dictadura, tramposamente comenzaron contabilizando solo sectores favorables.
Pero, sorpresivamente, con una mínima cantidad de casillas contabilizadas, aparece la presidente del INE infiltrada, anunciando, como con notoria inseguridad, el triunfo apabullante de la dictadura en todas partes. Cosa que, de confirmarse, la convertiría en la dueña del país. La prensa vendida o forzada, inmediatamente lo publicó como algo verdaderísimo. Cosa muy sospechosa, ya que, en varias partes había señales, que permitían razonablemente esperar la victoria de la democracia y menos imaginar que había sido barrida. Esto era ilógico. En Veracruz el pueblo repudiaba a Rocío Nahle por zacatecana y la multitud de mansiones fifís que se le descubrieron. Y absurdamente, no solamente venció, sino que apabulló. Lo curiosito es que casi todas las victorias fueron dos a uno. Esto fue un demoledor “madrazo” para millones de mexicanos. Pero todo era sospechoso y dudoso.
Pero todavía faltaba la puntilla. Sale “triunfante” la encargada de continuar con la 4ª Trastornación, echando un rollo cargado de mentiras y repitiendo viejas promesas hechas por su patrón, anunciando su “victoria” y que Xóchitl ya le había telefoneado para reconocer su triunfo y felicitarla. Esto cayó como rayo. Quedamos anonadados. Pero como son la mentira personificada, quedó la esperanza de que mentía. Pero pocos minutos después, aparece la abanderada de la sociedad, sin bandera; anunciando que como “demócrata” que era, reconocía el triunfo de la dictadura. ¡Tráganos tierra! Fue un madrazo tan brutal que algunos lloraron, otros se vieron en el espejo y se desconocieron., fue extremamente doloroso y decepcionante.
Parece ser, que antes o después de salir a los medios, hubo intercambio molesto de palabras con, un varón que desaprobaba ese anuncio, le argumentó que, ella era una demócrata. Y tal vez, como ella presume que no obedece a ningún hombre, no “obedeció”. Que triste, a pesar de sus fallas, fue una candidata tan extraordinaria, que resucitó la esperanza muerta de muchos electores, pero al doblarse tan pronto, con su democracia malentendida, nos falló y lastimó. Y nuestra lideresa se esfumó. Una demócrata de verdad, no aprueba una elección con inconsistencias, menos, cuando podría ser el fraude más grande y devastador de nuestra historia. Se supone que ella, con sus datos bien sabía, que tenía muchas posibilidades de ganar, por lo
que si perdía sería con un margen más reducido y no con un doblete. Tal vez, creyó que su oferta de ser una Presidente valiente, solamente la comprometía si era presidente, pero no, como candidata derrotada por un probable fraude muy bien estructurado y monumental. Lo importante es que algunos sentimos que le puso el último clavo al ataúd de las esperanzas sociales. Millones estamos de luto, pero la vida sigue y la lucha también.
Tal vez esto sea muy rudo, pero a esos niveles los compromisos son muy, pero muy delicados. Tal vez nos falte información y fallemos en algunas aseveraciones. Pero la que nos llega al pueblo, a eso nos conduce. También hay mucha información abajo, que los de arriba desconocen. Resulta que al poco tiempo de que Xóchitl se perfilara como candidata, empezó a escucharse, que perdería, porque todo estaba ya arreglado. Y esto lo sostenían gente de cierto nivel de los partidos opositores. Tan es así, que hay videos de Gilberto Lozano afirmando que se confirmaba que todo estaba arreglado. Sinceramente, ese ventajoso triunfo no es creíble así, más bien pudo ser falla de sus asesores o que por el golpazo recibido, de sentirse con el triunfo, repentinamente enterarse que fue apaleada, quedara aturdida. De cualquier manera, se le agradece de corazón que aceptara ser nuestra candidata para, hasta quizá arriesgando la vida y batallando con la falta de apoyo de los partidos, se consagró en cuerpo y alma, a una campaña, que, a pesar de algunos errores, fue excelente y que, de haber habido democracia, ella hubiera sido la triunfadora. Máxime que, enfrentó al peor candidato presidencial de la historia.
Objetivamente, los resultados emitidos por el INE, dan mucho margen para dudar de su validez. Para empezar, al PRIAN Moreno le toleró demasiadas violaciones. No es posible creer que, haya obtenido 5’000,000 de votos más, que su amo. Es una candidata con las manos ensangrentadas, con pobres resultados en CDMX, con una campaña muy pobre reforzada ilegalmente desde la presidencia, con la amenaza de continuar los destrozos, maldades e ineptitudes del catastrófico gobierno actual, que ni siquiera pudo concluir sus tres obras emblemáticas. Y para colmo es una persona que, por su altanería, clasismo, despotismo, insensibilidad y soberbia, no conecta con la gente. El electorado del 2018, puede alegar que se tragó sus promesas embaucadoras que ni remotamente cumplió. Pero el del 2024, no puede; sabiendo, votó por más de lo mismo, empeorado.
Sobran datos que hacen pensar que hubo fraude. En lugares donde era notorio que los fatales candidatos oficialistas perderían, sospechosamente, barrieron dobleteando. No olvidemos que las tiranías “paulistas”, intercambian información y apoyos. Son especialistas en fraudes electorales y se escucha que, Raidel Montesinos, rector de una Universidad de la Habana y su equipo, por meses estuvieron en el centro de cómputo del INE para hacerle algunos “arreglitos”. Posiblemente estos “arreglos” permitieron cometer el fraude sin ser detectado. De que hay puntos sospechosos, los hay. Tan es así, que la desconfianza ya ocasionó que, iniciara la baja de la bolsa y la devaluación del peso. Esto por la gran desconfianza que esta elección, real o fraudulenta, inspira.
No significa que México esté definitivamente derrotados. Posiblemente, debimos haber ganado, pero lo impidió un INE infiltrado. Ganó el Partido Abstencionista. Los partidos siguen fallando. Alegra que la sociedad votó casi con el porcentaje requerido para vencer al enemigo. Nos derrotó el fraude. Es algo doloroso y terrible, pero la lucha continúa. Muchos ya se dieron por vencidos. Todavía podemos luchar para evitar que terminen de encadenarnos a su dictadura. No olvidemos que siempre el bien gana al final. Ellos están del lado del mal, tarde o temprano perderán. Olvidan que el mal paga mal, pues todo se les regresa. Pobres infelices. Limpiemos nuestro corazón de odio y temor, luchemos con astucia, no con las tripas y rencores. No está fácil, pero unidos y usando buenas estrategias, venceremos. No olvidemos que bien podemos recurrir al Cielo.