El jueves, ya prácticamente estábamos afinando la publicación del sábado y cambiamos de tema, cuando accidentalmente, nos enteramos que, debido a la mala voluntad y perversidad “palaciega”, la desgracia del Otis fue peor, de lo que hubiera sido, si tuviéramos un gobierno del régimen anterior. Para empezar, los acapulqueños no fueron alertados, ni siquiera un poquito antes, para reducir los daños y, sobre todo, el número de muertes. Pudiéndose constatar una vez más, que al “Mesías Bananero” le valen un comino, la vida y el sufrimiento de sus compatriotas. Solo le interesan el poder y los votos, pareciera que no tiene corazón.

En esta falla humana para enfrentar el problema de Acapulco, se palpa en forma más que indignante y evidente, la malignidad de la 4ª Trastornación. Los daños del ciclón, como los de la pandemia, de haber tenido un gobierno más responsable, eficiente, sensible y humano, hubieran sido menores. Como estamos en el Sexenio de Hidalgo, una de las tantas áreas a las que irresponsable y criminalmente les redujeron recursos, como al mantenimiento del Metro, fue al sistema meteorológico, por lo que, por falta de dinero, carecía del equipo requerido para detectar oportunamente que se venía Otis. Luego, cuando por otros medios (parece ser que esto fue, mínimo, 12 horas antes), se tuvieron datos sobre el violento huracán. Nadie, menos el Presidente, tuvieron el cuidado de notificarles, así que el ciclón los agarró totalmente desprevenidos.

En la Mañanera del día siguiente del “ciclonazo”, como su principal interés es la campaña, especialmente en estos momentos, que Xóchitl lo tiene aterrorizado, su atención está concentrada, en la elección del 2024. Lo demás, le vale una pura y dos con sal. Así se trate de los daños y muertes causados por el ciclón más potente que ha tocado el territorio nacional. Por lo que, solamente le mereció tres minutos. Con una insensibilidad inhumana, fue tocado como tema poco importante, de relleno; mientras a otros temas, como la intrigante y trascendental cuestión de lo que gana Loret, les dedicó mucho más tiempo. La desgracia y el dolor ajeno no tienen importancia en este sexenio del bienestar.

Luego, más que por estupidez, para presentar una cruel obra teatral, (show que duró como ocho horas), el presidente, en lugar de tomar un helicóptero, decidió trasladarse por carretera y como Acapulco estaba incomunicado, al llegar a la zona, para poder continuar, transbordó a un transporte militar todo terreno. Al parecer por falta de pericia, se atascó en el lodo y no pudo avanzar. Así que, en lugar de ir a apoyar, de “Socorrista Demagogo” pasó a “Damnificado” V.I.P. y más publicitado. Y con eso de que, (se joden), Primero los Pobres, distrajeron una buena cantidad de equipo y gente para rescatar en primer lugar, al “Comandante Supremo”. No es difícil, suponer que esto haya sido una obra teatral, preparada para una de sus caracterizaciones favoritas; la de “Payaso Victimita” y una vez más, pudiera resultar la víctima más victimizada de esta catástrofe. Y aparecer como un presidente, que, por amor a su pueblo, especialmente a los pobres, (léase votos), en forma heroica, arriesgó hasta la vida, con su lujoso traje manufacturado en Inglaterra, se lanza al lodazal y metiendo su carísimo calzado fifí, en el vil lodo, para ir, como el Chapulín Colorado, en auxilio de los damnificados.

Y como, en este sexenio de Hidalgo, uno de los sectores de los que se les “autoportaron” sus recursos, fue el FONDEN, (obviamente que no estaba libre de corrupción), los cuales eran fruto de varios sexenios de ahorro, para enfrentar, precisamente, este tipo de calamidades de la naturaleza. Así que ahora, no se contará con ese fondo, para auxiliar a los damnificados, porque la lana del FONDEN, se la gastó en otros menesteres. Suponemos que, en la campaña o en alguna de las tres inútiles obras emblemáticas de este nefasto sexenio.

Esta, más que otra raya para este tigre, que tiene tantas rayas negras, que ya no hay lugar para otra, menos para esta; que es tremendo manchón. Así mismo, va a aumentar significativamente el número de muescas que ya tienen las mega cachas de la pistola presidencial, (que más bien parece una pieza de artillería). Cachas que van a requerir otra ampliación para que le quepan, estas nuevas y las que faltan.

Pero eso sí, ya salieron fúricos los lacayos y comunicadores “chayoteados”, a defender al patrón. Además, es posible que, a pesar de que, una vez más, se evidencia la indiferencia, ineptitud y perversidad del “Concesionario de Palacio”, haya quienes seguirán venerando y considerándolo el mejor presidente de México. ¡Ya la historia se encargará de la verdad!

Acapulco, también nos demuestra que la irresponsabilidad, la maldad, la corrupción, la insensibilidad y demás lacras humanas, no solamente las encontramos en los gobernantes. También es indignante y decepcionante ver una horda de ratas saqueadoras arrasando comercios, en complicidad con los miembros de las “abrazadoras” fuerzas armadas, que se concretaron a solo verlos transportar su botín de refrigeradores, estufas, salas, llantas, pantallas y multitud de artículos no comestibles. Dejando a todas las tiendas de la zona, totalmente vacías y destrozadas. Vimos a un pueblo salvaje, concluyendo la obra del ciclón. Otis fue un fenómeno de la naturaleza, pero los saqueadores fueron seres humanos. ¡Qué mal andamos!

Y luego, con que cara nos quejamos de la corrupción gubernamental. Es lamentable, que cuando se presenta un huracán, un terremoto o algún perjuicio meteorológico, una de las primeras acciones que forzosamente tienen que realizar las autoridades, es instalar al ejército para evitar los saqueos a domicilios y locales comerciales.

Cuánta razón tenían los fundadores del PAN, que, en principio, lo pensaron exclusivamente para la formación de ciudadanos de alta calidad. Y esto no es derecha, ni izquierda. Es la búsqueda del bien común, el cual depende de la calidad de los miembros involucrados. La verdadera riqueza de una nación, depende de la calidad moral de sus integrantes.

Y hoy, con la devastación de Acapulco y el peligro que amenaza a nuestra patria, los mexicanos conscientes entendemos que hay demasiado por hacer. Que, si no reaccionamos, este país quedará en garras de una dictadura, que solo causará ignorancia, opresión, así como, miseria social e individual. Y que a nuestros hijos y nietos les entregaremos una nación sin futuro. Todavía estamos a tiempo, urge que actuemos en nuestro metro cuadrado, buscando y practicando los verdaderos valores humanos.

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