Bendito sea Dios que, por fin, es el último sábado de este terrorífico, costosísimo y destructivo sexenio, (aunque inicia otro peor), el cual muy posiblemente, o más bien, casi seguramente, pasará a la historia como el peor de todos, por eso, posiblemente, ya le tiene reservado el lugar más encumbrado de su estercolero, muy por encima del de Santana.

El calvario ya terminó, (aunque continuará). Es el único mandatario que no dejó de recuerdo, ni siquiera una obrita regular. Sus tres obras emblemáticas fracasaron rotundamente, solamente despilfarraron millones en la basura, como nunca. El inservible AIFA costó más que haber terminado un señor aeropuerto, que significaba progreso. ¡Ah! Pero en cambio, deja una extensísima lista de males, ocasionados por su ineptitud, caprichos, demagogia, ocurrencias, irresponsabilidad, ignorancia, necedad, perversidad y demás defectos.

Si en su mandato se ocupó poco de su responsabilidad presidencial y en cambio causó siniestros por todos lados, se debe a tres factores. Primero a su bajísima calidad de ser humano. Segundo a sus compromisos con el Foro de San Pablo para encadenarnos al socialismo y con el narco. Y, tercero a la perfidia de los líderes de los partiditos supuestamente de oposición y al silencio de la ciudadanía.

La calidad humana del gobernante determina la calidad de su desempeño. Desgraciadamente, millones de ovejitas votaron por su carnicero y escogieron uno muy despiadado. De niño cometió fratricidio, pero “pudo” ser accidente. Lo que no fue accidente, fue el traicionero pelotazo, que le dio en la nuca a su compañerito del beisbol, que lo moqueteó, dejándolo dañado mentalmente de por vida. De joven aprendió porrismo. De político, organizaba plantones y desmanes que le dejaban lana. De Presidente, se ha dedicado obsesivamente a instalar su dictadura y dar rienda suelta a sus complejos, resentimientos, frustraciones, maldad y demás desajustes, combinados con su crueldad, falsedad, incultura, ineptitud, ignorancia, insensibilidad, soberbia, irresponsabilidad, inconsciencia, comicidad ácida, cinismo, megalomanía, paranoia, cobardía, superficialidad, codicia, mezquindad, estupidez, “barbajanería” y similares. También su repudio, entre otros, a la ciencia, el conocimiento, la cultura, la verdad, la Constitución y los valores. Igualmente, para exhibir su carencia de caridad, honorabilidad, decencia, lógica, gracia, veracidad, clase, humanismo, compasión, prudencia, inteligencia, calidez, educación, lealtad, solidaridad, respeto a los derechos ajenos y demás cualidades. Estas características, explican su comportamiento extremadamente dañino para nuestro país y habitantes. Pareciera que goza viendo sufrir. La mente nos trae aquella pintura donde Nerón, está en su lujoso palacio, con su toga blanca y coronado de olivo, recostado en un diván, tocando una lira y disfrutando del horrendo incendio de Roma, que él mismo ordenó. Luego cambia la escena y aparece Plutarco López Obrador con toga blanca, ceñido de olivo, recostado en un reclinatorio, simulando tocar una lira, (no toca ni la puerta), disfrutando de un espectáculo con varias panorámicas. En una, unos niños retorciéndose de dolor por el cáncer. En otra unos tabasqueños dentro de sus hogares chacualeando en el agua. En otra, varios enfermos tirados en los corredores de alguna ruinosa clínica gubernamental. Luego, unas madres escarbando con palas buscando desesperadamente los cuerpos de sus hijos. Mientras, con esa risita que calienta, él lo disfruta todo.

A fines del 2018, éramos un país que; tenía estabilidad económica, un estado de derecho y pacífico, una democracia razonablemente confiable, algunos fondos para diversos fines, que, a pesar de las fallas gubernamentales, iba encaminándose al progreso y verdadero bienestar. Veíamos con esperanza el futuro. Pero a partir del 2 de junio de 2018, con el anuncio de que por “puritito” capricho, se pararía definitivamente la construcción de un señor aeropuerto que impulsaría fuertemente la economía, se ennegreció el panorama. Y ese fue el banderazo para la debacle actual y la amenaza de su 2º piso. Sus mentiras, engaños, hipocresías y falsedades sobreabundaron. El nepotismo brotó desde la presidencia. La corrupción, el derroche y la deuda

crecieron abusivamente. La inseguridad alcanzó niveles tan aterradores, que en varias partes cancelaron las fiestas patrias. La delincuencia comparte el gobierno. Sinaloa y Chiapas viven un violento infierno. Muchas carreteras son peligrosas. “Obradorizó” contradiciendo lo que ofreció en campaña. Se dedicó a desmantelar, infiltrar, nulificar, desprestigiar o atacar instituciones que transparentan la actividad gubernamental, salvaguardan los intereses ciudadanos, protegen la democracia, salvaguardan la Constitución o que de alguna forma se opongan, impidan u obstaculicen que haga su santa voluntad. Cobardemente se amuralló y se negó totalmente al diálogo. Su gabinete eran floreros temerosos de hablar porque, los contradecía públicamente.

Mediante un megafraude, está logrando imponer a una incondicional espuria que, aunque comparte sus afanes socialistas y forma de ser, (se dice que tiene peor entraña), carece de libertad de acción: tiene que obedecerlo ciegamente. Ya le “nombró” a los principales integrantes de su gabinete. Y, ahora poniéndole su cereza al pastel, para concluir su sexenio, está acelerado, causando estragos por todos lados. Desde su SEGOB, ordenó a su INE que armara una “sobrerrepresentación” legislativa, para hacerse una Constitución a modo y culminar su tiranía socialista. Igual envió un proyecto, hecho al troche moche, para reformar al Poder Judicial y ponerlo bajo control del Ejecutivo, (que seguirá siendo él). “Nepóticamente”, en la directiva del MOREPRIAN, impuso al futuro Andrés Manuel López II. Prepara la puñalada para desaparecer instituciones autónomas, y otras diabluras, que sepultarán a la república, la democracia y la libertad. Al parecer, desde su “megafraude” y las modificaciones que pretende hacer a las leyes y a la SCJN, se pueden echar abajo legalmente, pues, además de que violan la Constitución, como todo lo que hace la 4ª Trastornación, tiene errores garrafales. Aunque, sí se lograra, se duda que acate la ley.

Para empeorarla, con sus ocurrencias, estupideces y caprichos, algunos generados por la presión y el miedo surgidos por las investigaciones extranjeras pendientes, en varios frentes está generando un ambiente de inestabilidad, intranquilidad y angustia, nunca antes vistos. Se buscó problemas diplomáticos, por eso inventó la “vacilada” de la “pausa” con las embajadas, pero no con los gobiernos. Por sus proyectos absolutistas, está despertando desconfianza internacional y corriendo inversionistas. Su comportamiento tiene cierta semejanza al del acorralado Maduro. No se le vaya a ocurrir también cambiar la fecha de la Navidad.

Estamos padeciendo un cambio de sexenio muy agitado, en el que más temprano que tarde, sufriremos la crisis del “error del sexenio”. Desvalijaron las arcas, el país, económicamente, está muy por debajo del 2018, con una lista de males tan extensa, que no cabe aquí. Nos espera un sexenio sumamente difícil. La patria quedó muy dañada y, para acabarla de torcer; construirán el 2º piso de la trastornación. No es casualidad, que, esta toma de protesta, estará desairada como nunca, ya que, países democráticos reusaron asistir y solamente concurrirán países con dictaduras socialistas o gobernados por agentes que están implantándola; como es el caso de Colombia y Brasil. Lo que indica que también internacionalmente estamos “quemados”. Por todo esto, los ciudadanos conscientes, tenemos que quintuplicar nuestra participación, para con nuestro esfuerzo y la ayuda Divina, derrotar a estos agentes malignos.

El balance final del sexenio, es fatal. Aunque, muchos estarán totalmente en desacuerdo, visualizando estos desde una perspectiva espiritual, encontraremos que el cabecilla de esta canallada, quien todavía pretende continuarla, por el tremendo mal y sufrimiento que nos está causando y sembrando a millones, (es tal que en algunos inspira mucho odio), es un pobre infeliz, digno de lástima, pues el bobito dejándose llevar por la maldad y el oropel del dinero y el poder, desechó la oportunidad de ser, el mejor presidente de la historia, haciendo justamente lo contrario, lo que ocasionará que el momento, en que entregue cuentas, sea espantosísimamente horroroso y posiblemente eterno. ¡Pobre! Hagámonos un bien. Dejemos el odio, pues este daña mucho más a quien odia, que, al odiado, y pidámosle al Juez que tenga piedad de él, sus cómplices y de nuestra patria.

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