Después de dos años de aislamiento y muerte por la pandemia, ya despuntaba en el horizonte un poco de luz y esperanza. Pocos alcanzaron a percibir en el ambiente político internacional y nacional, la formación de los negros nubarrones de una crisis combinada de dimensiones insospechadas: la que se desarrolla allende nuestras fronteras por la agresión rusa a Ucrania y la inducida en el seno de la sociedad mexicana. Hoy nada está seguro, la incertidumbre es regla.
Son tiempos propicios para los radicalismos y la imposición de soluciones simplistas a los problemas nacionales; los demagogos de todos colores gozan fortuna en este ambiente en el que las emociones, los miedos y los odios cuentan más que la razón. La sensatez y la prudencia hacen mutis de la escena pública; el desastre será su consecuencia natural.
En coyunturas semejantes han surgido regímenes opresivos e inhumanos. La democracia por ser una construcción frágil sustentada en la racionalidad de la convivencia plural, en el diálogo para la construcción de acuerdos entre los diversas culturas e intereses, sucumbe ante los mesianismos extremistas.
Para reflexionar de estos días, comparto la siguiente selección de voces que estimo pertinente escuchar:
Samuel P. Huntington, en La Tercera Ola, la democratización a finales del siglo XX (1991), describió tres conjuntos de transiciones a la democracia ocurridas en diversos países, de 1828 hasta el año de la publicación de su ensayo, los llamó olas. También estudió dos contraolas (1922-42 y 1958-75) las define como “alejamiento de la democracia y el retorno de formas tradicionales de gobierno autoritario o la introducción de nuevas formas de totalitarismo, basadas en las masas más brutales e incisivas”.
El autor falleció en 2008, sin embargo, advirtió sobre los primeros síntomas de un tercer conjunto de regresiones. Señaló los factores de riesgo y sus potenciales causas. No presenció el actual tsunami antidemocrático que sacude al mundo.
En los últimos años muchos autores se han ocupado de los problemas que aquejan a nuestras democracias. Entre ellos, sobresale la voz de Jonh Keane por su enciclopédico Vida y Muerte de la Democracia (2009), publicado en México por FCE-INE. En sus páginas nos interpela: “Este libro persigue exponer la preocupante falta de claridad sobre el significado actual de la democracia y poner en claro por qué, si corren con suerte, las generaciones futuras podrán disfrutar de sus bondades y considerarla como algo indispensable.”
Y, ¿qué hacer cuando las señales ominosas de la antidemocracia comienzan a dibujarse en el panorama? Timtothy Snyder en Sobre la Tiranía, Veinte lecciones que aprender del siglo XX (2017), comenta: “La historia no se repite, pero si aconseja... nos exige que examinemos la historia para comprender las profundas fuentes de la tiranía y que reflexionemos sobre la respuesta adecuada que hay que darle”.
Sugiere, entre otras, las siguientes posturas: “no obedezcas por anticipado; defiende las instituciones; cuidado con el Estado de partido único; recuerda la ética profesional; desconfía de las fuerzas paramilitares; cree en la verdad; investiga; contribuye a las buenas causas; presta atención a las palabras peligrosas; sé patriota; sé todo lo valiente que puedas”.
Analista Político.
@lf_bravomena