Significativa la reciente presencia en México del cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede. Precisó el motivo que lo trajo: “… mi visita a México se debe principalmente a la feliz circunstancia de la Ordenación Episcopal de Mons. Fermín Sosa Rodríguez…. a quien el Papa ha nombrado Nuncio …”. El rito se llevó a cabo 19 de junio en Izamal, Yuc.
El cardenal Parolin conoce bien a los mexicanos. De 1989 a 1992 desarrolló aquí su servicio diplomático; años de complejas negociaciones que produjeron las reformas constitucionales que restituyeron la personalidad jurídica a las iglesias y la apertura de relaciones entre el Estado Mexicano y la Santa Sede.
En la diplomacia-pastoral del Vaticano no hay retórica. Sus textos y mensajes son sobrios y puntuales. Lo dicho por el Cardenal amerita una lectura cuidadosa, reflejan, sin duda, la valoración que en Roma se tiene de la situación en México.
Cierto, no vino con una misión diplomática específica, como otras que él y otros dignatarios suelen realizar a diversos países; por ejemplo, para concertar con las autoridades civiles el respeto a los derechos humanos de la grey católica en lugares donde se les persigue, o mediar entre bandos en sociedades fracturadas por conflictos.
Sin embargo, tratándose del titular de la Curia Romana responsable de ayudar al Sumo Pontífice en las relaciones internacionales, la agenda del cardenal Parolin en México se ocupó de las celebraciones litúrgicas en Izamal y en la Basílica de Guadalupe y también de actos de protocolo político en los que dio a conocer la visión de la Santa Sede.
Desayunó con el Presidente de la República, recibió de la jefa de Gobierno el título de Huésped Distinguido en el Palacio del Ayuntamiento y presidió la conmemoración del VIII Aniversario Pontificado del Papa Francisco en la Nunciatura, a la que asistió el secretario de Relaciones Exteriores y un numeroso grupo de obispos, embajadores, intelectuales, legisladores y dirigentes de diversos partidos.
En estos escenarios insistió en tres conceptos que expresan las principales preocupaciones de la Santa Sede —del Papa Francisco— sobre nuestra patria:
1.- “Superar la cultura de la división y de la violencia, y se pueda instaurar en los corazones y en la sociedad una verdadera cultura de la fraternidad y la solidaridad…” Reveló algo muy importante: “Son convicciones que también he podido compartir esta mañana durante la visita al Señor Presidente…”
2.- Se refirió al Bicentenario de la consumación de la independencia, de sus luces y sus sombras: “Si, por un lado, el camino de este País estuvo marcado por grandes anhelos e ideales, es también cierto que, por otro lado, no faltaron fuertes polarizaciones y lacerantes contrastes, en el plano político y social, así también como en el religioso.”
3.- Llamó un nuevo pacto: “La Santa Sede alimenta la esperanza de que ha llegado el momento de un renovado pacto de mutua colaboración, marcado por un profundo respeto a la legítima distinción entre el Estado y la Iglesia, un pacto basado en el principio de la laicidad… una necesaria autonomía de compromiso y de acción en favor del bien de todos… Una laicidad positiva…Una laicidad constructiva…”
(Todas las citas. Alocución en la Nunciatura. 21/06/21).
@lf_bravomena