“De Troya no quedará piedra sobre piedra”. Conocidos los resultados del 2J, muchos se apresuraron a diagnosticar la muerte de Acción Nacional. Los clichés de la partidofobia que durante la campaña fueron cáustico ritornelo, en la poselección se convirtió en fatídico coro de Casandra.

“Hay vida debajo de las piedras”. Comentaristas preocupados por la supervivencia de la democracia, urgen al PAN a salir al encuentro de los ciudadanos para revitalizar el pluralismo. Advierten atinadamente: no hay posibilidad de sobrevivencia si no se extirpa el cáncer de la partidocracia y la suicida oligarquización de las élites dirigentes.

El PAN a examen. Su máximo órgano rector es el Consejo Nacional. Ha sido convocado mañana 29 de junio a sesión extraordinaria, a un mes de la derrota en varios frentes de la alianza cuatripartita Fuerza y Corazón por México.

El orden del día marca puntos de interés para el público: 1) Mensaje del presidente nacional; 2) Informe y análisis del proceso electoral; 3) Integración de una Comisión Especial para el estudio y propuestas de cambios en el partido; 4) Formación de la Comisión Organizadora de la elección del Comité Ejecutivo Nacional para el periodo 2024-2027.

Se trata de una agenda con la mirada puesta en el futuro. Para que llegue a buen puerto es indispensable que este ejercicio de introspección, autocrítica y consulta se desarrolle con realismo constructivo, se requerirá equilibrio: sentido de urgencia sin precipitaciones y atropellamientos; recta intención al señalar errores, fallas e insuficiencias, sin afán demolitorio para cobrar facturas o vengar agravios personales. Ojalá impere la “camaradería castrense” que solían practicar los fundadores al debatir y resolver problemas. Cuando ese talante estuvo ausente hubo rupturas dolorosas.

Resiliencia. Los años que vienen no serán fáciles para Acción Nacional. Las primeras generaciones panistas recorrieron heroicamente el camino del desierto autoritario durante 70 años. Desde 1939 supieron que “no era lucha de un día, que era brega de eternidad”. Sufrieron decenas de fraudes y desilusiones electorales pero nunca se rindieron. Habrá que ponerse en marcha de nueva cuenta con ese mismo espíritu de lucha.

Humanismo y cambio democrático de estructuras. Para que la reforma interna responda a las exigencias de la sociedad mexicana del siglo XXI es preciso recobrar, sí o sí, el alma que dio vida al PAN: ser auténtica opción humanista. Sostener congruentemente el respeto a la dignidad de las personas en todas sus dimensiones: social, política y económica.

Importante será desarrollar, un nuevo discurso sustentado en el programa del cambio democrático de estructuras, con equidad e inclusión, para ser alternativa al modelo de cambio autoritario de estructuras y al falso “humanismo” del ogro filantrópico (O. Paz), o del ogro antropófago (Castillo Peraza), que expropia la dignidad y la libertad de los seres humanos a cambio de una aplastante supuesta benevolencia.

Diálogo político. Con esa plataforma el PAN debe ser promotor del diálogo y el encuentro con el gobierno y todas las fuerzas sociales y políticas para construir entre todos el bien común de la patria.

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