Miles de personas de todo el mundo viajan en estos días a Guanajuato. Asisten a la fiesta del espíritu; disfrutan de los espectáculos y presentaciones de la quincuagésima edición del Festival Internacional Cervantino.
Este año participan 2,500 artistas de 33 países, habrá 159 funciones y 90 actividades culturales. La Ciudad de México y Corea del Sur son los invitados especiales.
El origen de este gran movimiento cultural se encuentra en el alma en la ciudad. Como la plata de la entraña de sus montañas, el FIC brotó de las inquietudes de los intelectuales y artistas de su legendaria universidad, creadores del teatro cervantino, único en su especie por la fusión entre el pueblo, su inigualable entorno urbano —declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO— y la obra de Cervantes.
El teatro universitario se constituyó en fenómeno social y económico, factor de resiliencia para una ciudad maravillosa que se negó a ser pueblo fantasma. Su comunidad hizo de la cultura, atesorada durante varios siglos, la fuente de su reinvención para encarar el futuro. (Universidad de Guanajuato y Festival Internacional Cervantino: cinco décadas de andanzas, en “La UG a Escena”, 2021).
Luis Villoro observó ese fenómeno hace sesenta y ocho años y escribió: “Los Entremeses han despertado en Guanajuato una evocación dormida, sólo son un llamado para que siga una noble vía de expresión espiritual. Si el esfuerzo se prolonga y creemos que ya no podrá detenerse, México le deberá mucho más a Guanajuato, que la resurrección del Teatro Clásico español, le deberá la restauración de su fe en la fuerza creadora de la comunidad…” (Boletín Universitario, 13-07-1954).
En efecto, el esfuerzo se prolongó con el FIC apoyado por los gobiernos estatal y federal, por artistas y promotores de cultura, por impulsores del turismo y por personalidades que advirtieron visionariamente el potencial de la iniciativa.
Entre esos apoyos, en sus primeros años, son de justicia mencionar al presidente Echeverría, quien en la década de los cuarenta residió una temporada en Guanajuato y convivió con los intelectuales de la ciudad, por lo que aquilató el valor de su propuesta. De igual forma, a Carmen Romano de López Portillo. A ella se le debe el respaldo definitivo para que el festival se consolidara como una muestra de alto nivel internacional, calidad que han mantenido con esmero el comité organizador del FIC, su actual directora y sus anteriores responsables.
Son muchas facetas y aspectos que pueden narrarse del FIC. Su historia de medio siglo y evolución, se recoge en un espléndido libro “Festival Internacional Cervantino 50 años” editado en estos días por el Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato y la Secretaría de Turismo de la entidad.
El volumen, por sí mismo, una pieza bibliográfica de gran belleza y valor histórico, contiene una reproducción del medio centenar de sus carteles oficiales, bellas fotografías y textos de especialistas, será presentado en la Ciudad de México en próximas fechas.