El CEO Dialogue celebrado en días pasados en la ciudad de México fue de gran significado. Estas reuniones son parte de las prácticas establecidas en el T-MEC, para construir una visión prospectiva sobre el desarrollo del acuerdo comercial entre los directores ejecutivos de grandes empresas y compartirla al gobierno de México. La edición 2024 de este ejercicio fue un encuentro en un mar de incertidumbres.

El TMEC sufre embates desde varios frentes: por el norte lo atacan las pulsiones proteccionistas de republicanos y demócratas, exacerbadas por la campaña presidencial. El mismo día que en la capital mexicana comenzaban sus pláticas los líderes de negocios; en el Chicago Economic Club, Donald Trump lanzaba su enésima amenaza: “Yo diría que México es un desafío tremendo para nosotros… China está construyendo enormes fábricas de automóviles en México y van a venderlos en Estados Unidos… y ese va a ser el fin de Míchigan. Va a ser el fin de Carolina del Sur, va a ser el fin de todo…” Prometió: “México no va a vender ni un solo coche en Estados Unidos” porque impondrá aranceles “terribles”. (Agencias AFP y AP 15-10-24). La demócrata Kamala Harris tampoco simpatiza con el T-MEC, en diversas ocasiones ha subrayado que ella votó en contra.

La parte mexicana tampoco hace mucho para infundir confianza. La salvaje demolición del Poder Judicial, la aniquilación del equilibrio de poderes, la desaparición de órganos reguladores autónomos: en pocas palabras, el desconocimiento de facto del marco institucional y de gobernanza establecido en el T-MEC, ha echado a un profundo y oscuro pozo los fundamentos sobre los que se sostiene la alianza económico-comercial entre México-EU-Canadá.

Fiel reflejo de esta situación es el desasosiego que imperó en el encuentro de los CEO´S con la Presidenta de la República. Los organizadores la prepararon en el Club de Banqueros, pero se los llevaron de última hora a paso veloz a Palacio Nacional, en donde entre carreras y aldabonazos a la puerta Mariana tuvieron la oportunidad de presenciar la lucha de los trabajadores del PJ en defensa de su dignidad y sus derechos.

Ya bien acomodados en sus lugares, los participantes cruzaron mensajes y fijaron posiciones. Con la cortesía y el protocolo adecuado, los empresarios ratificaron montos de inversiones programadas con antelación al aquelarre de la reforma al PJ, pero plantaron cara.

Suzanne P Clark, -de mujer a mujer– presidenta de la Cámara de Comercio de EU dijo sin rodeos: “Debemos ser francos sobre nuestros desafíos. Es imperativo que las tres partes del T-MEC cumplan con sus obligaciones; es lo que la Cámara ha pedido a nuestro propio gobierno que haga. Las recientes reformas constitucionales en México también han agregado incertidumbre para los inversionistas… En el futuro debemos comprometernos sin complejos con los valores que nos unen; libre empresa, el Estado de Derecho y la democracia, que han permitido a nuestras naciones construir la asociación económica más dinámica, diversa y resiliente del mundo. Hacerlo es una cuestión de principios y de política…”

En 2026 se revisará el tratado. ¿Permanecerá debilitado o fortalecido? O ¿terminará con un MEexit, un EUexit o CAexit? En estos tiempos nada es impensable. Hay muchos intereses geopolíticos en juego.

Analista político.

@lf_bravomena

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