Joe Biden seleccionó a Kamala Harris como compañera de fórmula para los comicios presidenciales. Esta decisión aclara la litis que subyace en el pulso político de EU y sus consecuencias en el sistema mundial.

Lo que está en juego es si la potencia del norte será un factor favorable a la recuperación de la salud libertaria y democrática en el mundo o por el contrario fungirá como nutriente de la pandemia iliberal.

Freedom House en su Índice de Libertad 2019 consideró: “Después de trece años consecutivos de disminución de la libertad global, la democracia se encuentra en retirada...”

Diagnóstico paralelo hizo el laboratorio LatinoBarómetro. Su directora, Marta Lagos, afirmó: “2018 es el peor año para la región desde 1995. No hay ningún indicador de todos los medidos que tenga una evolución positiva, y la caída de muchos llegan a un mínimo histórico. La percepción de retroceso es la más alta en 23 años...”

El panorama no es optimista. Sin embargo, el resultado de las elecciones norteamericanas podrían significar el principio del fin del proceso de autocratización que se dilagó por los cinco continentes.

Los virus de los populismos agravaron las añejas dolencias que ya estaban presentes en el llamado “orden mundial”; mismo que cayó en postración por el Covid-19.

Parece que la crisis democrática ya tocó fondo y podría reiniciarse un despertar humanista y libertario. La victoria Biden-Harris podría convertirse en su primera señal.

No es ilusorio prever la declinación de los actuales regímenes iliberales surgidos al calor de las rebeldías por el agotamiento de los sistemas políticos y económicos de la posguerra fría.

No será la primera vez que ocurra: después de la negra noche para la humanidad protagonizada por el fascismo, el nazismo, el comunismo, se abrió la aurora de la libertad y la democracia.

Tampoco hay que esperar milagros, la clave para este viraje no se encuentra en los sistemas por sí mismos, sino en el talante de las personas que los encabezan. Todo régimen impregnado de humanismo verdadero es practicado por políticos con altas virtudes humanas. En cambio, el régimen teóricamente más perfecto manejado por hombres inhumanos, se convierte en una tiranía insoportable.

Por eso el estudio de la hechura y la personalidad de los políticos es importante. Análisis que el marketing atrofió, lo que lleva a los ciudadanos a elegir a sus gobernantes con los ojos cerrados, sin saber los que les espera cuando estos asumen las riendas del Estado.

Emil Ludwig, uno de los más penetrantes biógrafos contemporáneos diseccionó magistralmente al trío infernal: Hitler, Mussolini y Stalin. En sus respectivos retratos psicológicos encontró las siguientes características comunes: “una voluntad de poder que no consiente ningún escrúpulo, que aniquila todo enemigo, que no conoce moral ninguna, consideración o caballerosidad. De ahí viene el fin de toda libertad para aquellos sobre quienes dominan, la asfixia de todo discurso valiente de oposición, el menosprecio de la multitud, la persecución del espíritu...” (Tres dictadores...“, 1939).

Lo mismo podría decirse de muchos de sus herederos iliberales que hoy pululan por todos los rumbos de la tierra, los que con soberbia inaudita, ahítos de poder, supina irresponsabilidad, alegre y criminal ignorancia, arrastran a sus pueblos a la ruina y la muerte.

Analista político. @lf_bravomena

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