Dos pilotos se salvaron de morir. Un halo los salvó de la tragedia, les dio una segunda oportunidad de vida. La Federación Internacional de Automovilismo está en deuda; es cierto, ha invertido, ha trabajado mucho en la seguridad, pero una necedad estuvo a punto provocar una tragedia.

Se les conoce comúnmente como “bananas” o “salchichas disuasorias” y su función es esa: Evitar que un piloto saque ventaja en una curva, ganando décimas inmerecidas, pero la FIA no está viendo el verdadero riesgo que se corre con estos vibradores. En 2019, Alex Peroni —en Monza— salió volando al tocar uno de estos inventos en la Fórmula 3.

Parece que alguien no entiende el riesgo. Ayer, en la Fórmula 2, el coche de Dennis Hauger quedó encima del de Roy Nissany, por querer reingresar a la pista y, al tocar el borde de uno de estos “artilugios”, salió volando.

Lo ocurrido con el chino Guanyu Zhou es otro milagro. De cabeza se arrastró, dio varias vueltas de campana, para quedar atrapado entre el muro y la malla de contención, algo que también requiere revisión, porque es un hueco que no puede existir y pudo generar algo más grave.

No quiero ser un agitador, pero qué diferente la actitud de George Russell a la de Lewis Hamilton el año pasado. Ambos ocasionaron serios accidentes, pero a Russell no le importó dejar su coche encendido y bajó corriendo para ayudar a Zhou. Lewis siguió como si nada, mientras Max Verstappen iba al hospital. Lo humano por delante.

Checo

dio una muestra más de talento. En una pista que no se le da, hizo el mejor regreso a bordo de un Red Bull, porque el logrado en Países Bajos fue significativo, pero este tenía una carga de presión diferente. El contacto con Leclerc lo envió al final de la cola.

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Desde ahí, el de Guadalajara hizo un stint con el neumático amarillo a su estilo, y el safety car, ese que muchas veces lo ha perjudicado, ahora lo ayudó en un final de carrera con el que sigo alucinando. La pelea con Hamilton y Leclerc fue un lujo, para lograr un segundo lugar más que merecido.

Piloto del día, en un podio con Carlos Sainz, quien por fin ganó una carrera, y Lewis Hamilton, quien en casa y con su gente, sacó su mejor versión de esta temporada, se dejó de quejar y se puso a correr. Por fin tuvimos una carrera digna, de las que la Fórmula Uno nos había prometido, con sensaciones y emociones que no caben en una columna, pero que soñamos con repetir.

Por lo pronto, se viene este el GP de Austria, en el Red Bull Ring, y otra posibilidad de Checo para sumar puntos, pero me parece que —a partir de ahora— la lucha será más feroz entre él, Max, Sainz, Leclerc, Russell y Hamilton. Me alegro, porque de eso se trata, que la pelea por ganar sea entre más equipos; esa es la esencia que nos prometieron y que por fin, al menos en Silverstone, nos cumplieron.

@LEAdeportess

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