En las últimas semanas hemos visto como las predicciones de una recesión global han ido cambiando a una posibilidad de crecimiento real. Algunas de las cifras económicas en Estados Unidos, China y Europa han superado las expectativas y ya se habla de que el mundo va a poder evitar la tan temida recesión. El nivel de desempleo de 3.4% recién reportado en nuestro vecino del norte, es el más bajo desde 1969, mientras que los últimos indicadores de fabricación europeos indican una expansión y los consumidores chinos están aumentando sus gastos nuevamente. La realidad es que en el caso de Estados Unidos, los aumentos de las tasas de interés más rápidos en 40 años aún no han empujado a la economía a la recesión, como se puede ver en la tasa de desempleo. Por otro lado, la escasez de energía que algunos temían estrangularían a las fábricas europeas no se ha materializado debido al clima invernal relativamente benigno. Y los líderes chinos liberaron abruptamente a su economía de las duras restricciones de covid en diciembre, meses antes de lo que los inversores esperaban.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. La realidad es que gran parte de la mejora en los tres principales motores económicos del mundo es más el resultado de desastres evitados que de cualquier nuevo auge. Además, no todos los expertos están de acuerdo en un escenario más optimista. Dos de las grandes instituciones financieras globales más importantes, el Fondo Monetario y el Banco Mundial no ven el futuro de la misma manera. "Las perspectivas son menos sombrías que en nuestro pronóstico de octubre", afirmó recientemente Pierre-Olivier Gourinchas, economista en jefe del Fondo Monetario Internacional. "No estamos viendo una recesión global en este momento". En un pronóstico actualizado publicado hace un par de semanas, el FMI ahora espera un crecimiento global del 2.9% este año, más lento que el ritmo del año pasado, pero un aumento de 0.2 puntos porcentuales con respecto a su evaluación de octubre. La inflación mundial debería caer al 6.6% este año desde un promedio mundial del 8.8% del año pasado. En cambio, el Banco Mundial redujo su pronóstico de crecimiento global a solo el 1.7%, frente al 3% en junio pasado. Los agudos y continuos aumentos de las tasas de interés por parte de los principales bancos centrales, junto con el empeoramiento de las condiciones financieras y los efectos indirectos de la guerra, explican la reducción, dijo el banco.
Al margen de pronósticos más pesimistas como los del BM, la realidad es que las perspectivas de la economía de Estados Unidos se ven mucho mejor que hace unos meses. Esto sigue representando una oportunidad extraordinaria para nuestro país, sobre todo porque parece que el distanciamiento entre China y nuestro vecino continuará gracias al reciente episodio de espionaje chino. Las cifras son contundentes. Desde 2021, la Inversión Extranjera Directa (IED) ha ido en aumento en estados y sectores específicos de la economía, especialmente en las ciudades fronterizas. En los primeros seis meses de 2022, la IED en México alcanzó los 27 mil millones de dólares, un incremento del 24.5% en comparación con el primer semestre de 2021. Además, el empleo ha aumentado significativamente en el norte y centro-norte del país, donde se encuentra la mayor parte de la fabricación. No hay duda que las decisiones de los próximos meses son clave y habrá que conducir la economía de nuestro país con astucia y prudencia. La lucha contra la inflación aún no está ganada: la política monetaria deberá seguir siendo contractiva. También debemos acelerar la construcción de políticas económicas que aprovechen las ventajas que ofrece México, como la mejor opción de “near shoring” en el mundo. Será la diferencia para construir el crecimiento que tanto necesita nuestro país.
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