Los economistas estamos desafortunadamente acostumbrados a hablar de crisis económicas. De hecho, la población en general está acostumbrada a hablar de esto con naturalidad y relativa regularidad. Es algo que parece hemos aceptado como algo que simplemente ocurre con cierta regularidad. Como decía uno de mis maestros de Economía en el Tec de Monterrey, parece que la humanidad no aprende y simplemente se acostumbra a que va a haber crisis con alguna frecuencia. Ahora que estamos viviendo la terrible realidad del COVID-19, corremos el riesgo de minimizarla como una crisis económica más. Nada puede estar más alejado de la realidad. La destrucción de valor que está ocurriendo a nivel mundial simplemente no tiene precedentes.
La combinación de crisis de salud en todos lados y la gran incertidumbre que ha generado, ha llevado a lo que no se puede describir como una crisis, sino a una destrucción de estructuras económicas, cadenas de valor, instituciones y empresas que, hasta hace unos pocos meses, era imposible de imaginarse. El miedo real a la infección y buscar a toda costa evitar colapsar las estructuras de salud de los países, nos ha llevado a tener restricciones individuales sin paralelo en la historia moderna de la humanidad. Ni siquiera en ninguna de las dos Guerras Mundiales podemos decir que todos los países del mundo fueron afectados de esta manera. No hay prácticamente sector o actividad económica alguna que no haya sido afectada de manera dramática por los efectos de esta pandemia. Apenas hace unas semanas recibimos con preocupación algunas de las nuevas proyecciones del FMI sobre el crecimiento económico en el mundo: - 10.5% para México, -8% para Estados Unidos y -5% para la economía global. Hay pronósticos que hablan de que en México pudiera haber 15-16 Millones de personas que pudieran regresar a la pobreza. Los datos del desempleo son también muy preocupantes: Más de 2 millones de empleos formales perdidos. Y también sabemos que de estos empleos perdidos, la mayoría ocurren en los grupos más vulnerables de la sociedad: los menos calificados, los jóvenes, las mujeres y los migrantes. Estas cifras nos deben de poner a todos en estado de alerta. José Ángel Gurría, el Secretario General de la OCDE nos advierte que se requiere acción urgente para evitar que esta crisis de empleo se convierta en una crisis social a gran escala.
Como hemos venido comentado en esta columna, la única manera en que podremos salir más pronto de esta tremenda destrucción de valor, es trabajando juntos por nuestro país. Es momento de dejar atrás el mundo de extremos, donde vemos con preocupación como hasta los temas de salud se pueden convertir en posiciones ideológicas con tintes políticos. Es indispensable dejar atrás nuestras diferencias y buscar lo que nos debe de unir a todos: El cuidado de la salud de los mexicanos, la recuperación de nuestros empleos y el bienestar de nuestra economía. El día de ayer se dio un ejemplo de esa colaboración que todos los mexicanos estamos deseando: Se anunció un acuerdo sobre la iniciativa de reforma al sistema general de pensiones por parte del Gobierno Federal, Organizaciones Empresariales y Sindicatos, que lleva a que que los ingresos en la vejez de los trabajadores mexicanos estén por arriba de la línea del bienestar. Esto demuestra que, si trabajamos juntos, podemos encontrar soluciones creativas e innovadoras a problemas muy complejos, inclusive en medio de los enormes retos que estamos viviendo. Este acuerdo llevaría a reducir el número de semanas necesarias para calificar a este programa de 1250 a 750. Lo cual aumentaría la cobertura del 25% al 75% y permite a trabajadores transitar con más facilidad la realidad de la formalidad e informalidad de nuestro país. Los empleadores aumentarán de manera gradual su contribución a los planes de pensiones del 5.5% al 13.87% para lograr que los montos de jubilación se parezcan más a su último salario, mientras que trabajadores y gobierno mantienen sus aportaciones al mismo nivel. Bien por el CCE y las organizaciones empresariales por tomar este liderazgo y enfrentar con decisión un reto que va a ayudar a mejorar el bienestar de las familias mexicanas. Bien por los Sindicatos y el Gobierno Federal que están impulsando esta reforma. Unidos trabajando por nuestro país. Algunas veces le tocará al sector empresarial, otra veces tocará al gobierno. Todos trabajando por mejorar la condición económica de los trabajadores mexicanos. Al final, con la unión, ganamos todos.
* Director General de Strategy Primus y Presidente de la Comisión Nacional de Educación de la COPARMEX @LuisEDuran2