Por fin nos podemos ver en la Mortadela, presidente.  Hace tiempo que tenía ganas de conversar con usted, muchas cosas han pasado desde que nos vimos la última vez, dijo Raúl Actón al entrar al recinto donde se discutió y elaboró la Constitución de 1857 en el primer piso de Palacio Nacional.

-No sé bien todavía Actón por qué insistes en que nos veamos aquí, con tanto espacio en mis nuevas oficinas allá arriba.

-Éste es un recinto ciento por ciento liberal, presidente, también juarista. Lo más importante es que en él se derrotó intelectualmente a los conservadores. Su mote viene de su forma semicircular. Usted debiera sentirse a gusto aquí, como en el hemiciclo de Avenida Juárez al que tantas veces apeló.

-Déjame hacerte dos preguntas que surgieron el otro día en mi casa. Me temo que si las formulo a miembros de mi equipo no me digan la verdad o insistan en que todo el sexenio estará requetebién. La primera se refiere al obstáculo más grande que enfrentamos para el éxito de la 4T; la segunda al principal riesgo para mi gobierno.

-Buenas preguntas Presidente, no independientes sino íntimamente relacionadas. Quizá le sorprenda que se lo diga, pero el obstáculo más grande es el tiempo, que se está acabando.
-¿Cómo crees? Apenas estamos empezando y la transformación lleva ya un importante avance y consolidación. Todavía nos queda mucho tiempo y mucho por hacer. Nunca antes se había hecho tanto progreso tan rápidamente.

-El problema, Presidente, es que el éxito dependerá en muy buena parte de que crezca la economía. Sé que usted piensa que el ciudadano le da y seguirá dando el beneficio de la duda, que está dispuesto a que la economía no crezca en aras de consolidar la transformación (transformar de verdad siempre cuesta) y que más bien se fijará en el tipo de cambio como parámetro de bienestar. Sin embargo, es un error despreciar el efecto acumulado de varios trimestres sin crecer en el ánimo de consumidores, inversionistas y de votantes. Sobre todo de aquéllos que votaron por usted, pero más que nada contra Peña Nieto y, más aún, los que no votaron en 2018 y que, si están enojados, es probable que sí voten en 2021 (no pocos en el centro y norte).

Salir del letargo económico siempre resulta más difícil y tardado de lo que uno quisiera, ya que implica un reto de coordinación y de cambio de expectativas. Si consideramos su arribo al poder como un choque a la economía que afectó la oferta (cancelación del aeropuerto, de rondas petroleras, subastas, permisos de construcción), la resultante lenta economía se traduce ahora en un choque de demanda como puede apreciarse en edificios, vivienda y naves industriales que no se rentan (o a menores precios), o no se venden. Esto hace que la inyección de confianza necesaria como chispa de arranque tenga que ser mayor, más potente.

Un segundo problema consiste en que si usted decidiere, contra su propia inclinación y no pocos miembros de su gabinete, reactivar, por ejemplo, las rondas de hidrocarburos, es altamente probable que en su administración no se viera ni un barril extraído de esas rondas (o de contratos incentivados o simples). Lo mismo se aplica para otros proyectos de infraestructura complejos que tienen un largo proceso de gestación, amén de requerir órganos reguladores confiables y permanentes. Todo esto toma tiempo. Lo cierto es que la ventana para hacer cualquier anuncio ambicioso no permanecerá abierta mucho más.

-¿Y el riesgo?

-Quizá no lo crea, ya que es su aparente fortaleza, pero el riesgo más alto es de finanzas públicas. La situación no es halagüeña; el gobierno se acabará quedando sin recursos y tendrán que tomar medidas de ajuste impopulares.

-No lo creo así. Te doy solamente dos datos: tuvimos en 2019 un superávit primario de más de 1% del PIB, mayor del que gente como tú pensaba, al tiempo que el peso se ha revaluado. ¿Crees tú que los mercados de capital se chupan el dedo y mantienen tenencia de bonos del gobierno, y de Pemex, en pesos y dólares, si creyeran que nuestras finanzas no son sanas? Para nada, ahora sí el que tiene otros datos eres tú.

-Como le decía, Presidente, no me iba a creer. Pero véalo de esta manera: el gasto al final del año resultó más alto de lo programado y no hubo subejercicio. Con respecto a 2018, el gasto primario ejercido en su primer año resultó 0.61% por arriba de lo presupuestado; y se observa una tendencia creciente durante el año, al revés de lo que muchos piensan. El problema, sin embargo, es más grave ya que los ingresos recaudados resultaron 3.28% por debajo de lo presupuestado y con una tendencia decreciente. Además, tome en cuenta que el superávit primario sólo se logró por el uso del fondo de estabilización por lo que, cuando no se toman efectos no recurrentes, la posición fiscal neta fue menos robusta. Todo esto implica que las finanzas públicas no mejorarán y aun empeorarán en 2020, a menos de que los ingresos empiecen a crecer si se recupera la economía y hay inversión y crecimiento.

Es aquí donde las dos preguntas que me planteó se empalman: se acaba el tiempo para la recuperación de la confianza que sirva como catalizadora de la inversión y del crecimiento, pero sin éste no se obtendrán los recursos necesarios para finanzas públicas sostenidas. Los de Pemex no alcanzarán, aunque se corrigiera su precaria situación. De hecho, debería usted pensar también como consumidor de energía y no sólo como productor rentista: la energía competitiva en un mercado abierto acabará generando tanto o más ingresos para el Estado (en renta y valor agregado) que un Pemex saneado.

Desde el punto de vista del gasto, es claro que varios de los recortes que trató de implementar son insostenibles en los hechos (como en salud, donde se tuvo que recular) y, políticamente, como en agricultura, donde las protestas irán creciendo.

Debe usted tomar en cuenta que durante su sexenio se dará, además, una desaceleración en Estados Unidos. No habrá forma de paliarla sin proyectos ambiciosos que ya estén en marcha y sin las cuentas en orden.

Este recinto, Presidente, es un buen lugar para reflexionar que sin finanzas públicas sanas, la 4T no aguantará el vendaval y que los conservadores terminarán ganando. Inspírese en la Mortadela. El tiempo apremia.

-Hmmm, en general lo hago en el mural de Diego que está en el lado opuesto.

-Del patio central y de la Historia, Presidente.
 

Twitter: @eledece

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