Ya te extrañaba Actón, tenía tiempo sin verte, dijo Andrés Manuel López Obrador al entrar al salón junto a la oficina presidencial. Una disculpa por no haberte recibido antes, pero entre reuniones de seguridad, mañaneras, eventos, desplazamientos, siestas y giras no tengo mucho tiempo ni para la reflexión, ni para conversar. ¿Cómo ves lo que ha hecho la 4T desde fuera?

Es mucho lo que se ha avanzado Presidente, pero me preocupa que se piense en la 4T como algo del pasado y no como un proyecto sobre el futuro.

Lo primero era establecer que éste es un cambio verdadero, profundo, no una transición entre partidos sino un régimen nuevo. Por eso he apelado a tantos símbolos como abandonar Los Pinos, vender el avión, viajar en clase turista. Aquí mismo, por ejemplo, mis invitados muchas veces se sorprenden de ver el magnífico cuadro que retrata a Simón Bolívar a un costado de la puerta y del otro la gran pintura de José Martí; los interpretan como fuente de inspiración para mi gobierno. No pocas veces me tomo fotos con ellos flanqueado por los cuadros. ¡Varios de los visitantes han de pensar que los cuadros llegaron conmigo!

Algunos concluirán que la inspiración son más bien Cuba y Venezuela, Presidente, y se preocuparán. Al ver las pinturas, que no conocía, me pregunto qué pensarían Bolívar y Martí del estado actual de sus países y cómo los imaginarían sin los Castro, Chávez y Maduro como líderes.

En el caso de Cuba, es muy fácil deducirlo, reaccionó López Obrador: se parecería irremediablemente a Puerto Rico, un país a medias y totalmente dependiente.

Es posible que así fuere, pero no es la única alternativa y ni siquiera la más probable, Presidente. El problema de Puerto Rico está sobre todo relacionado con los programas de transferencias directas a la población diseñadas desde Washington por razones políticas. Los boricuas terminaron, como usted dice, dependientes y adictos a estas transferencias del hermano mayor rico, Estados Unidos, pero desprovistos de cualquier espíritu emprendedor y sin un proyecto claro de construcción de país. Algo similar sucedió en Venezuela con los generosos programas sociales de la revolución bolivariana producto de los altos precios del petróleo. Este sistema de distribución de rentas terminó siendo un incentivo perverso e insostenible. Hoy se pagan las consecuencias.

Yo preferiría un ejercicio puramente intelectual, Presidente, de imaginarnos cómo sería Cuba hoy si a la salida del dictador Batista se hubiese transitado a una democracia liberal con apoyo popular. ¿Dónde y cómo estaría Cuba hoy? Un régimen de esa naturaleza y una economía abierta y estable le hubiese permitido a la isla aprovechar sus ventajas comparativas estructurales, que no son pocas, para convertirse en un país no muy lejos de ser catalogado como desarrollado. Entre ellas destaca el talento intelectual y creativo cubano, la localización geográfica, la lejanía de los grandes problemas geopolíticos del mundo, su clima y naturaleza. La Habana, por ejemplo, sería actualmente una ciudad más moderna y más rica que Panamá. Miami sería más chica, menos importante. Contaría, sin duda, con los mejores hospitales de América Latina, con universidades de excelencia que atraerían a los mejores alumnos de la región, sería un importante centro financiero, su equipo de beisbol hubiese ganado la Serie Mundial más de una vez. Camagüey tendría uno de los mejores tenores del mundo, Sancti Spíritus a un grupo musical de grandes vuelos y éxito internacional, la televisión y cine cubanos ganarían premios en todo el mundo. Cuba tendría varios premios Nobel: literatura, medicina. Un Singapur u Hong Kong caribeño pues. ¿Estaría Martí orgulloso de este país o preferiría el actual?

Eres incorregible, como siempre, aprovechas hasta un cuadro para promover el neoliberalismo, por eso es bueno no verte tan seguido. Pero, ¿y Venezuela?

El caso potencial de Venezuela es otro que vale la pena imaginar sin Chávez ni Maduro. Si Acción Democrática y Copei no hubiesen traicionado al pueblo venezolano con la corrupción que toleraron y aún promovieron, la democracia y apertura se hubiesen consolidado y los recursos del petróleo destinado, como en Noruega, a un fondo manejado profesionalmente para la acumulación de activos y no para gasto corriente, hoy Venezuela sería el país más rico de América Latina, producirían en él varias empresas en competencia, locales y extranjeras, 6 millones de barriles de petróleo al día. Caracas contaría con el aeropuerto más importante de la región, similar a los de Asia o del Golfo Pérsico. Se invertirían los recursos del activo en el subsuelo para crear la economía del futuro, sin petróleo, como Dubái, y no sólo en el propio país, sino en Panamá, en La Habana, en toda América del Sur y aún en México. Venezuela tendría una línea aérea de gran escala con operaciones transoceánicas, organizaría la Copa Mundial de 2022 en lugar de Qatar, la Vinotinto sería competitiva, el Tigres de beisbol y las Chivas en México contarían con capital venezolano.

En fin, el hubiera no existe, Raúl.

Cierto, Presidente, pero vale la pena tener una idea del costo de oportunidad de optar por modelos que no privilegian el crecimiento.

Twitter: @eledece

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