El Presidente echa fuego cada mañana, anda encanijado, de pronto como que se le notan las ganas de mentar madres, parece que eso de: ¡hipócritas, corruptos, clasistas y racistas!, simplemente ya no le llena, descalifica un día sí y al otro también, busca, incansable, a los responsables del fracaso en su administración.
George Ball.
Es que el país se le descompuso, las masacres se acumulan, el sistema de salud no será ni como Noruega ni como Dinamarca para cuando acabe su sexenio, la economía hiede a desconfianza, los programas sociales se achican con la inflación rampante y el teatro se le cae a pedazos, no ha cumplido realmente nada en serio, su gran transformación se quedó en baba, en cubetas y cubetas de saliva.
Este es un presidente con más informes que logros concretos, con más ocurrencias que estrategias, el presidente de los choros mareadores, López Obrador gana en la anécdota pero pierde en el argumento… ¡Pues claro que debería de estar enojado!, nada le salió bien, la derrota sabe acre, muy amarga, no pone de buenas.
Ayer, terminó su mañanera así: ¡ya me voy, ya me enojé!, y la frase me sonó como la que mejor pinta el final de su gobierno, un hombre que deja al país peor que como lo recibió en todos los aspectos, un hombre vuelto niño emberrinchado porque no salió como quería, porque no supo adaptarse al tiempo, un tipo presa de sus emociones al que ganó el resquemor frente a la reconciliación, un señor envuelto en frustración sin una pizca de autocrítica. Un fracaso, pues.
Pronto, sin embargo, creo que el presidente se va a poner bien y de buenas, el próximo 27 de noviembre encabezará una marcha, saldrá de su Palacio y volverá a la calle que lo formó, volverá a pisar e l Paseo de la Reforma con sus decenas de miles de seguidores que corearán su nombre hasta que la garganta se les desgarre, ¡es un honor, estar con Obrador!, ¡es un honor estar con Obrador!, la consigna que endulza su oído, el paso del mesías por la avenida que secuestró en 2006 y que hace unos días le arrebató la sociedad que lo aborrece y que le dejó muy claro que no le tiene miedo.
Pero la marcha rosa se disolverá, el presidente hablará de un millón de seres humanos que lo siguieron hasta el Zócalo para escucharle repetir lo mismo que ha dicho desde siempre, las redes se inundarán de “análisis” sobre cómo no cabía ni un alfiler más en el Ángel y el lunes 28, López Obrador, estará con una sonrisa inquebrantable, sabiendo que su pueblo bueno y sabio lo considera un semidios.
Ya después, quizá muy pronto, alguna otra calamidad acontecerá en este país que se llena de tragedia como si fuese deporte nacional, y así, de pronto, el presidente volverá a enojarse.
DE COLOFÓN.- La senadora morenista, Eva Galaz , organizó el foro “Mitos y realidades del vapeo, ¿hacia dónde va México?”, se dieron cita expertos, representantes de la comunidad médica, líderes de organizaciones civiles y legisladores de todos los partidos, la conclusión: la prohibición es una mala idea, detona el mercado negro y hace perder millones de pesos en impuestos al gobierno. ¿Tendrá eco en Palacio Nacional?
Y todavía faltan 683 días para que termine el sexenio.
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