Termina un año complicado y convulso para dar paso a uno quizá peor, más difícil y más convulso.
Vivimos un cambio global en muchos sentidos, las reglas del juego han cambiado radicalmente y no únicamente en México. Nuevas formas de comunicar, nuevas formas de gobernar, nuevas formas de ser oposición, nuevos suplicios para los ciudadanos, nuevos derechos y nuevas incertidumbres.
En 163 días, a eso de las ocho de la noche, sabremos el nombre de la nueva presidenta, si la cosa va como hasta ahora, esto se siente una elección cantada, casi de trámite. Si la cosa va como hasta ahora, dominará el sopor durante las campañas, el hartazgo ciudadano y la apatía generalizada a todo lo que apeste a política.
Acabo de conversar con un joven que no sabía quién rayos es Xóchitl Gálvez, apenas ubica, perdidamente, a Claudia Sheinbaum. También desconocía por completo que hace unos días otros jóvenes, como él, fueron acribillados en Salvatierra por unos malandros que se colaron a fiesta, los corrieron y se vengaron a balazos.
Empero, se sabe a la perfección, como una leyenda, la historia de Daleyni Jakeline, una pequeñita de apenas tres años que se viralizó hace meses por un video donde, inocente, decía apenas articulando en su voz pueril que ella era “la novia de Peso Pluma”. Daleyni caminaba con su abuelo el pasado 8 de octubre cuando el Cártel Jalisco Nueva Generación escupió una metralla para calentar la plaza de Teocaltiche, matándolos al instante.
Este muchacho no se ve representado por nadie de la clase política, no tiene empleo formal, pero se gana bien la vida como estilista, se sabe responsable de su destino. No espera nada del gobierno y como millones iguales a él, se sabe solo, tal vez salga a votar, tal vez no, le da exactamente igual.
Francamente, dudo que para el 2024 alguna de las candidatas cambie el panorama para los más de 30 millones de jóvenes entre 18 y 30 años que viven en México. La clase política navega en una burbuja impoluta de realidades entre lugares comunes y frasecillas grises, poco le importa que el país entero esté a nada de su naufragio.
Si nos atenemos al pesimismo, yo diría que el 2024 será casi igual que el 2023, solamente un poquito peor. Sin embargo, quiero ser una pizca de iluso, quiero pensar que algo terminará por bañar de empatía a las candidatas y que, pase lo que pase, a partir del 3 de junio, empecemos a construir el país y a destruir los egos del poder…
Se vale soñar, ¡va a ser Navidad!
DE COLOFÓN. Los supervivientes de la masacre de Salvatierra tuvieron que sacar fuerzas de flaqueza para buscar un vehículo y trasladarse al hospital. Ni siquiera hubo ambulancias. Así de jodido. Así de Estado Fallido. Así de abandonado el ciudadano de a pie.
Y todavía faltan 284 días para que termine el sexenio.
Posdata: Gracias por compartir tanta emoción con este diletante escribidor durante el 2023, le deseo lo mejor siempre, que su vida se llene de cariño y que se cumplan hasta sus más indómitos caprichos… ¡Feliz 2024!
Acá nos leemos el próximo 11 de enero.