“La miseria colectiva se
ostenta como continuación
del progreso”

Carlos Monsiváis

Parece que el mundo está llegando a un acuerdo común: sí, el neoliberalismo no funciona ya en estos tiempos, está rebasado y es momento de buscar y construir un nuevo camino.

El balance arroja, por un lado, una época que ha generado multimillonarios como nunca antes en la historia, que premia la ambición desmedida basada en mérito e inteligencia, que llena las cuentas bancarias de los mejores estrategas y los apapacha con exenciones fiscales ante la lógica del mercado y el dinero: algo así como que paga menos quién gana más porque sus recursos inyectan energía a la economía, no se pueden comparar los millones que pagan los gigantes y les representan un pelo con las miserias que pagan los ciudadanos normales y les representan un peso brutal a su ingreso.

Quizá esa lógica habría tenido sentido si los que pagan menos hubiesen generado buenos empleos y convirtiesen sus ingresos multimillonarios en mejores oportunidades para todos, pero no fue así.

Por ejemplo, el salario de la mayoría de los empleados, a diferencia de las ganancias de las empresas exitosas, no ha aumentado significativamente, tenemos corporaciones multimillonarias con unos pocos ejecutivos que gozan de beneficios mayúsculos contra empleados que trabajan duro muchas horas a la semana y tienen problemas para subsistir.

Pensemos en un obrero que dedica más de ocho horas de su vida diaria a trabajar muy duro, de forma honesta, y que al final de la quincena no puede con los gastos más elementales. Nadie que trabaje debería sufrir por lo indispensable, ni por comida ni por ropa ni por servicios básicos. Nadie. Mucho menos cuando las empresas tienen recursos de sobra que han sido generados, en buena parte, por esos trabajadores.

En la lógica del mercado y la ganancia sobre todas las cosas nos hemos olvidado de la dignificación humana y el resultado es palpable en el sentimiento de ira que corroe gran parte de occidente y se traduce en el fortalecimiento de los populismos y los regímenes antidemocráticos. El odio y la desesperación nunca han sido buenos consejeros para las sociedades y terminan afectando, también, al mercado y a las ganancias.

Pero, ¿cuál es el camino entonces?, ¿hacia dónde debemos trazar las nuevas rutas?, más allá del tema económico, habrá que tomar en cuenta también el daño que hemos causado al planeta cuando, apenas unas décadas atrás, la humanidad comenzó a producir basura como nunca antes, basura comercial, basura para venderse, justo cuando prevaleció la idea de formar consumidores sobre la de formar seres humanos sensibles y pensantes.

¿Y la tecnología que ahora sustituirá millones de empleos por robots?, ¿y los avances médicos que nos permitirán vivir más, ergo, envejecer más al mismo tiempo que disminuyen las tasas de natalidad por decisión propia?

No, no está fácil. En Davos, algunas de las mentes más brillantes del planeta y varios líderes del mundo están discutiendo las respuestas.

Así somos, en la era más rica de la historia hemos generado miseria para la mayoría, por eso, y con razón, José Mújica le llama a los humanos simios con metralletas.

DE COLOFÓN

¿Se imaginan al senador López, expresidente de la República, como líder de la oposición?... Algunos miembros de Morena sí.

@LuisCardenasMX

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