Nuestro presidente está peligrosamente enfadado, su transformación es un fiasco por donde se mire, no hay resultados prácticamente en ningún rubro, el barco se hunde y los fracasos se acumulan.
El escándalo de las mansiones de su hijo, José Ramón López Beltrán, lo ha dañado en lo más hondo, está buscando distractores que, por desgracia, improvisa en el calor de su mañanera y que se traducen en una amenaza extrema para el país.
Antier, el presidente fue chabacano, incluso cayeron bien los chascarrillos que soltó contra el presidente del PRI, Alejandro Moreno y el líder de FRENAAA, Gilberto Lozano , en donde más allá del ridículo de uno y el raspón en la espalda del otro, no hubo preocupantes agravios.
Pero ayer la cosa fue distinta, el presidente se lanzó de nuevo, con su ya típica mirada perdida entre fantasías, contra España. En su desesperación por buscar cajas chinas propuso “pausar” la relación y retomarla en unos tres años, cuando deje el poder. Una congeladora que contrasta con la diplomacia forzada que hace una semana mostró el canciller español, José Manuel Albares cuando, en el marco de la toma de protesta de la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, tuvo un encuentro amistoso con Marcelo Ebrard y ratificó el trámite en curso de beneplácito para el polémico nombramiento de Quirino Ordaz como embajador de México en su país.
Nuestra relación con España no es menor, hay más de 30,500 millones de dólares de inversión azteca en aquellas tierras y más de 76,000 millones de dólares españoles aquí , lo que se traduce en miles de empleos y comercio al grado de que España es nuestro principal socio comercial en Europa, ¿qué está pensando, exactamente, López Obrador cuando habla de una “pausa”?
Lejos de que senadores como Héctor Vasconcelos, que se salvó de ser canciller, o Ricardo Monrea l, que ha visto muy afectada la relación con el presidente en últimas fechas, se preparen para maromas políticas que terminarán olvidadas en declaraciones empolvadas impresas en los periódicos, el presidente ha provocado una nueva tensión innecesaria y vuelve a abrir otro frente de alto riesgo para nuestra mermada economía.
¿Qué pasaría, por ejemplo, si el empresariado español hace caso a la pausa propuesta y decide cerrar empresas y mudar sus capitales a lugares menos hostiles?, se ve difícil, ciertamente, porque nadie quiere perder dinero pero, francamente tampoco son tiempos de aguantar ocurrencias gratuitas de gobiernos inestables. Tal vez, lo que sí pase es que tengamos que esperar algo más de tres años para ver florecer nuevas inversiones de, por citar algunos ejemplos, BBVA, Santander, Zara, o Iberostar en México.
Supongo que España, a diferencia de México, no tiene un conflicto con su prosperidad y desarrollo, tal vez empresas del tamaño de Gruma, Grupo Modelo, IMSA o Bimbo no se vean tan afectadas e inviertan más dinero en los próximos años sabiendo que cuentan con la seguridad jurídica y estabilidad política de la que carecen en su propia patria.
Hoy, tenemos dañada nuestra relación con Estados Unidos, Panamá y España, pero aún falta la mitad del sexenio. Esperemos que al presidente no se le ocurra abrir nuevos frentes porque dudo que el apoyo de la liga de repúblicas bananeras pueda servirnos de algo en el futuro próximo.
De Colofón
.- La candidatura de Roberto Palazuelos se tambalea, fue un mal cálculo político de Dante Delgado y su Movimiento Ciudadano. Pensaron que se repetiría la historia de Nuevo León y tenían razón, solo que ahora les tocó a ellos el estropicio de una “Clara Luz” que prometió mucho y terminó hundiéndose.