López Obrador

anda muy enojado, a la menor provocación nos está mandando al carajo, cosa que, francamente, no es novedad. Si algo le revienta al presidente es, justamente, una necia realidad que no cambia de acuerdo a sus designios.

Pero, quizá la siguiente semana ande un poco más de buenas, lo más probable es que su partido, su transformación y su movimiento, todo encarnado en él, ganará cuatro de seis estados de la República que hoy están en disputa.

El presidente pudo colocar los candidatos que le vinieron en gana, ni él mismo se cree eso de “las encuestas” que en Morena son opacas y cero verificables, seamos francos: López Obrador es, realmente, el gran encuestador, él pone o quita cuadros dependiendo de su humor, de su sentimiento de lealtad o simplemente de su capricho. No es algo nuevo, lo vivimos ya en casi toda la historia de nuestra política electorera, el presidente manda y los demás calladitos y disciplinados, ¡y dicen que no son iguales!

Por ejemplo, en Oaxaca, incluso sin candidato hubiera ganado, la rifa se la llevó Salomón Jara que tiene toda una maquinaria, incluida la del estado, a su disposición, aquello parece ya una elección de trámite, como también Quintana Roo, donde Mara Lezama tuvo el favor de Palacio y no hay ninguna encuesta que la coloque a menos del doble de ventaja con su más cercana competidora, ¿será que la alianza le cobrará el berrinche al PRI que se negó a coligarse ahí?

No tan cómodo, pero suficiente como otro triunfo del oficialismo, parece Hidalgo, donde el candidato Julio Menchaca, con todo y serias acusaciones de corrupción y enriquecimiento ilícito, se mira ya despachando como gobernador. Veremos si ahí la cosa se pone interesante y Carolina Viggiano, de la vieja guardia priista, logra rebasar al puntero, Mario Delgado debe andar con alguna seria preocupación como para tener que mandar llamar al impresentable Humberto Moreira a revivir un drama familiar en favor de Menchaca, ¡qué horror!

Una de dos, o Tamaulipas está perdido para la Alianza o las encuestas han mentido descaradamente, dicen que el Truco Verástegui no logró levantar, tal vez la campaña contra el gobernador Cabeza de Vaca rindió frutos al grado de obligarlo a un pronto autoexilio solamente pasando las elecciones. Por cierto, en Tamaulipas da miedo escuchar al dirigente de Morena, Gastón Arriaga, gritar a pecho abierto ¡viva el Cártel del Golfo!, ¿andaba drogado, el señor?, ¿le ganó el ímpetu o le ganó el inconsciente?

Aguascalientes parece el único triunfo seguro para la oposición, sin embargo, Tere Jiménez nunca fue la candidata del gobernador Martín Orozco, a quien acusan de doble cachucha operando en favor de la morenista Nora Ruvalcaba, lo que debió ser una elección de mantequilla cada día se va cerrando peligrosamente y la victoria del PRI-PAN-PRD puede ser, más bien, estrecha.

Y, por último, Durango que será muy interesante, si al final el doctor, cantante y priista Esteban Villegas se impone frente a la morenista Marina Vitela, habrá dado un leve respiro no solo a la oposición sino al mismo PRI que arrebató esa candidatura al panismo de Marko Cortés. Pronóstico reservado.

Así que López Obrador deberá estar de mejor humor el próximo lunes, parece que tiene en la bolsa 4 de 6 gobiernos, pero en política no hay nada escrito, bien podrían ser más o bien podrían ser menos… Ya veremos, después del domingo, a quién manda al carajo el presidente.

De Colofón.- La oposición debería tomar nota de la elección en Colombia, donde han sepultado a los partidos tradicionales y han optado por dos populistas en su segunda vuelta, ambos podrán ser perfiles muy cuestionables, pero tienen empatía con la población. EM-PA-TÍ-A

Y todavía faltan 853 días para que se acabe el sexenio.

@LuisCardenasMX

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