¿Quién es el Bolsonaro?, ¿el Trump?, ¿nuestra Marie Le Pen?, ¿podremos ver emerger en nuestra clase política a una Giorgia Meloni, por ejemplo?... ¿En serio, la única opción de la ultraderecha mexicana es algo así como Eduardo Verástegui?
El fenómeno de Javier Milei ha causado fuertes debates. Por un lado, las derechas del país quieren festejarlo, cantarlo a los cuatro vientos como una esperanza, pero al darse cuenta del perfil del personaje ganador prefieren guardar los ánimos. Por el otro lado, las izquierdas ahora ven en la Argentina una dictadura en potencia y alertan sobre un resquebrajamiento de las libertades a las que, según ellos, defiende López Obrador.
El proceso argentino es extremadamente complejo y no merece las caricaturizaciones de nuestra pueril realpolitik, sino un análisis profuso que nos permita aprender lecciones valiosas que, huelga decir, seguramente no aprenderemos.
Pero más allá de las vicisitudes del tema, creo que en el fondo no se trata de ultraderecha contra ultraizquierda, no se trata de antiabortos contra proabortos, de gays contra heteros, sino de una batalla cultural.
La radicalización de las posturas ideológicas que se vive, no solo en Argentina sino en casi todo el mundo, ha hecho que el populismo arrase en las últimas elecciones, alienando a los ciudadanos al privarlos de un diálogo circular extremadamente necesario para una sociedad crítica y constructiva.
Los populistas han impuesto sus narrativas y han silenciado cualquier contraste, cualquier atisbo de negociación que permitiría buscar el justo acuerdo y el productivo centro que hoy parece desaparecido del espectro.
El siguiente fragmento ilustra muy bien el punto, en el 2021 cuando nadie pensaba seriamente que Milei se transformaría en presidente, concedió una entrevista a la periodista Viviana Canoso y dijo:
“Si vos estás del otro lado, te van querer matar, te van a estropear, no les importa arruinarte la vida, pero lo bueno de todo esto es que ahora nos han obligado a ser mejores y los estamos aplastando en la batalla cultural, somos superiores y les duele, están perdiendo y les duele, por primera vez se ven acorralados, esos zurdos de mierda.” (https://youtu.be/is1f657Zx70?si=r-J-ebGyyPGGTQaw)
Vale la pena ver la entrevista completa que en aquel momento se refería a las listas negras que los grupos feministas e izquierdistas radicales habían armado en contra de periodistas, activistas y comunicadores: la negación del diálogo, la censura, la inquisición.
No creo que el pueblo argentino votara por Milei debido a su antiprogresismo sino a su rebeldía frente a los que en el nombre del progreso entierran a las ideas de los que piensan diferente, creo que castigaron a los que censuran en las Universidades la postura de que solo existen dos géneros biológicos, que el neoliberalismo tiene ventajas o que enseñan de los cadáveres del comunismo y las dictaduras.
Creo que votaron a Milei los que se cansaron de que les impusieran el discurso de la libertad cuando estaba prohibido pensar de otra manera diferente al “liberalismo” oficial.
Ahora veremos si no pasa exactamente lo mismo, pero al revés.
Mientras tanto, aquí todavía no aparece el Milei mexicano, pero no falta mucho para verlo y poco tendrá que ver con las agendas sexuales, económicas o ideológicas y mucho más con la verdadera libertad.
DE COLOFÓN.- Y cuando los panistas despertaron, el dinosaurio les había comido el mandado y se quedaron chiquitos, chiquitos, chiquitos.
Y Solo faltan 191 días para ir a votar.