“Matarse por no morir es ser igualmente necio y cobarde”
Quevedo.
El Presidente, ayer: “Que no se piense que sólo es proteger la vida de los ciudadanos, desde luego los inocentes, los que tienen nada que ver, lo que se llamaba antes ‘daños colaterales’, que son seres humanos, hombres, mujeres, niños que perdían la vida en enfrentamientos. Eso ya no lo queremos”.
“Tampoco queremos que pierdan la vida soldados, marinos, policías. Lo he dicho muchas veces, el marino, el policía, el soldado es pueblo uniformado”.
“Tampoco queremos que pierdan la vida los presuntos delincuentes. No queremos que nadie fallezca, no queremos que nadie sufra”.
Primero, el aplauso.
Hay que reconocer la valía del gabinete de seguridad por hacer transparente el fracaso del operativo en Culiacán, el “tropiezo táctico”, como señalaba Alfonso Durazo, que costó, entre muchas otras cosas, ocho vidas, decenas de heridos, la pierna de un soldado y una fuga masiva de reos de alta peligrosidad que hoy siguen en la calle.
No tengo memoria de un ejercicio de honestidad con ese calibre, más aún, el Presidente ha demostrado su genialidad para convertir el groso error en una gesta bíblica, en un acto maniqueo donde el bien triunfó sobre el mal, donde el valor de la vida (¿quién puede estar contra preservar la vida?) se impone a la estupidez suicida. ¡Bravo!
Segundo, la crítica.
El operativo de Culiacán se enmarcará como uno de los grandes fracasos de la Cuarta, es una de esas cosas donde todo está muy mal desde el principio, resulta harto preocupante que las acciones orientadas a la seguridad nacional se enmarcan y orientan por discursos ideológicos y moralinos frente al poder de fuego, inteligencia y extrema violencia de los enemigos. Ahí, vamos perdiendo.
Tercero, las omisiones.
¿Porqué se excluyó a la Marina, que ha sido quirúrgica y exitosa en este tipo de operativos?, ¿cuál fue el papel de la DEA y del gobierno de Estados Unidos en el tema, máxime cuando se trataba de una detención con fines de extradición?, ¿qué pasó con el asunto de los reos fugados?, ¿quién ordenó qué y cuándo?, ¿habrá responsables por la pifia?, ¿alguien renunciará?, ¿quién filtró los datos del operativo?, ¿qué tan comprometida está la inteligencia nacional?, ¿dónde está el video de la liberación a Ovidio Guzmán?
Vale, el Presidente no quiere que nadie sufra en un país donde el sufrimiento se ha vuelto moneda de cambio entre la maña, no es venganza, hay que entender y diferenciar, más bien, los conceptos de justicia y de perdón, que distan mucho de la tibieza y la impunidad.
DE COLOFÓN.- El acuerdo para calmar los ánimos de los taxistas venía por limitar el uso de plataformas tipo Uber en los aeropuertos para ganar tiempo en las mesas de diálogo, sin embargo la sola insinuación de un operativo contra las empresas digitales le ha costado mucho al Subse 911 Ricardo Peralta… Tiene razón en un punto: el asunto no está regulado, habrá que echarle la bolita al Congreso pero ya.
Detallito, la cosa en los aeropuertos puede terminar muy violentamente… Eso fue como echarle gasolina a la lumbre.