Nuestro Ejército es sumamente valioso, lleno de héroes que han dado gloria en innumerables ocasiones al país, ni de cerca me atrevo, hoy, a cuestionar su lealtad.

“El peor de todos los despotismos, es el gobierno militar” 
Robespierre. 

Creo que las Fuerzas Armadas desbordan, en su mayoría, amor a la patria, valentía, honor y honestidad, a pesar de que existen algunas manzanas podridas, son un orgullo, de eso ni duda cabe.

Pero, nuestros soldados no deberían ni construir ni administrar trenes ni bancos ni aeropuertos . En una democracia eso le toca a los civiles y en una democracia basada en capitalismo esa es una tarea que le toca, también, a la iniciativa privada.

Tanto poder en los militares asusta, primero los sacamos a la calle a hacer tareas que deberían hacer las fuerzas civiles, los convertimos en policías, en investigadores y en grupos de choque frente al crimen organizado que domina gran parte del territorio.

Se suponía que solo estarían un ratito, pero llevan décadas al frente de esa guerra y justo cuando empezábamos a construir una policía civil fuerte, al Emperador de Palacio se le ocurrió tirar todos los esfuerzos al caño porque el azul de la Policía Federal, tal vez, confundió a sus ojos con su ideología.

Me extraña que un presidente de “izquierda” le dé tanto poder a una institución que, cuando era opositor, se dedicó a escupir hasta la sequedad de sus labios, ¿no acaso los acusó de asesinos de adolescentes?, ¿no prometió que los regresaría a sus cuarteles?, ¿no les echó culpas de violar mujeres en las serranías?, ¿no dijo que desaparecían gente?, ¿no los consideraba una herramienta del aparato represor?

Supongo que todo eso queda olvidado porque hoy, dice nuestro Emperador, que tenemos “fuerza moral” y “fuerza política”, sea lo que sea que eso signifique.

En la realidad, hoy el Ejército Mexicano ha acumulado demasiado poder, nunca tuvo tanto en el México contemporáneo, y eso no pinta bien para un país que debería basar sus principios en todas las libertades.

Ahora, con los soldados construyendo el Tren Maya, por ejemplo, no hay libertad económica, una obra de ese calado, sin importar lo inútil de la misma, generaría empresas sólidas que darían trabajo a millones de mexicanos para ese y futuros proyectos pero hoy solo repartirán unas migajas desabridas que no servirán de mucho luego de algunos años.

Lo peor es que esto no es simplemente una ocurrencia, el poder del Ejército Mexicano permanecerá un buen tiempo aún después de la 4T, ¿o será que el siguiente o la siguiente presidente podrá arrebatar lo ganado en otras materias, ajenas a su función, a los militares?, ¿se dejarán?

Para cuando alguien lo intente, será muy tarde. El poder no se comparte.

Por eso duele ver tanta exposición del Ejército, es probable que sea ese mismo poder el que termine corrompiendo a una de las instituciones más loables de nuestro país.

Lo dicho, parecen chivos en cristalería, expertos de cuarta en la destrucción.

DE COLOFÓN.- Urge reactivar la economía en Tabasco, las empresas constructoras de la región, en su mayoría pequeñas y medianas, están listas para poder pavimentar los caminos, reconstruir escuelas, hospitales, casas y llevar un poco de esperanza a los más pobres que decidieron inundar.

Con 10 mil pesos a los afectados solo están alargando el dolor de la tragedia.

@LuisCardenasMX