El secretario de Medio Ambiente, Víctor Manuel Toledo , considera que la 4T está llena de contradicciones, llena de “luchas de poder”.

“Un necio encuentra siempre otro necio aún mayor que le admira”

Nicolás Boileau

Toledo piensa, por ejemplo, que el presidente es manipulado por Alfonso Romo y por Rocío Nahle para bloquear el paso a una política energética más limpia, más ecológica, más amigable con la madre tierra.

Toledo, claramente, no es un soldado de la Cuarta, es, y siempre lo ha sido, un activista, un hombre radical, un necio.

¿Qué fue lo que hizo a Víctor Manuel Toledo armar una pataleta en contra de su mismo jefe?, ¿por qué, de pronto, uno de los alfiles más leales en la 4T se muestra tan inconforme?, ¿tan traidor?

La respuesta, quizá venga de un diferendo técnico que podría poner al país en jaque, orillando a millones de mexicanos a la miseria más salvaje, al hambre.

El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo, aprobado, entre otros, por Estados Unidos, Canadá, Europa y Japón y que permite a los productores mexicanos mantener el precio del maíz a niveles aceptables.

Empero, el activismo ecológico ha puesto al glifosato como un enemigo de la madre tierra, hay más argumentos dogmáticos que científicos en el debate sobre su uso, a la fecha no hay estudios que demuestren cabalmente algún daño a la salud o al medio ambiente , aunque los activistas promuevan lo contrario.

Toledo rabió hace unos días cuando la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, que dirige Víctor Villalobos, subió a la plataforma de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria un anteproyecto de decreto presidencial que permitía el uso del glifosato durante los próximos años y autorizaba a Conacyt realizar estudios sobre sus posibles riesgos.

De hecho, el activista secretario desconoció el anteproyecto mediante un tuit de la cuenta de Semarnat publicado el 4 de agosto y que, después, terminó por borrar.

Toledo quiere prohibir el uso del glifosato, poco le importa que esa decisión conlleva un aumento considerable en el precio del maíz y sus derivados, un ejemplo: si los deseos del secretario se volviesen realidad, el precio del kilo de tortilla subiría, de piso, hasta los veinte pesos.

Prohibir su uso pondría, además, en desventaja competitiva a los productores de maíz frente a sus competidores en otras naciones, estaríamos obligados a importar más y empobrecer, sí, a empobrecer aún más a nuestros campesinos.

Poco le importó al secretario que el anteproyecto de decreto venía ya con el visto bueno del presidente López Obrador, al que hoy, queda claro, considera manipulable.

Veremos si el berrinche del poeta, activista y secretario termina convenciendo al hombre más poderoso de México y, de paso, llevándose entre las patas el plato en la mesa de millones de mexicanos.

DE COLOFÓN

El alcalde de Morelia, Raúl Morón, permite abrir bares en pleno foco rojo, seguramente estará orgulloso cuando lleguemos al segundo lugar de muertes en el mundo por COVID, pero se entiende que la única “salud” que podemos decir en México es, justamente, chocando copas.

@LuisCardenasMX

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