“La estupidez insiste siempre” Camus.
Marko Cortés es quizá el peor presidente que ha tenido el Partido Acción Nacional en la historia reciente. El capitán de su naufragio, el hacedor de derrotas brutales, el tibio, el arrogante, el acaparador envidioso de huesos y prebendas, el ingenuo del que todos saben su pequeñez, pero él se siente superior. Sin embargo, es el peor en el peor momento.
El gobernador de Coahuila, el priista Manolo Jiménez, sabe que no le debe nada a ese pequeño ser que hoy se vende como el dueño del PAN. Manolo firmó un pacto de truhanes y como buen pillo, ya con el arrollador triunfo, sin vergüenza alguna, manda al carajo a quien, realmente, nunca necesitó.
A Marko le vieron la cara otra vez, lo usaron y lo desecharon otra vez. También otra vez, reaccionó con el hígado retorcido golpeándose a sí mismo en el ego. Su vendetta lo terminó reflejando en un espejo como lo que es: un payaso de poca monta.
Manolo Jiménez firmó un documento de pacotilla que decidió no cumplir, queda mal por prestarse a cochupos de bajo nivel, a corruptelas de raterillos de cuarta. Pero queda mucho peor Marko Cortés cuando exige que “le cumplan” el pomposamente llamado “acuerdo político” que más bien parece un pacto entre mafiosos de barrio.
Que en 2023 el PRI llevaba mano en Coahuila y en el Estado de México para que en 2024 la Ciudad de México y la presidencia fueran del PAN. A cambio de ello, los priistas de Coahuila debían entregar la Secretaría de Obras Públicas, la de Fiscalización y la de Medio Ambiente a los panistas, justo las que dejan más dinero. Que también el instituto de transparencia sería para los azules y el moche de 20% de los registros civiles y, ¡el descaro en pleno!, el 20% de las direcciones de los planteles educativos y universidades.
¿De verdad pensó Marko Cortés que le cumpliría Manolo Jiménez cuando ganara la gubernatura?, ¿que el priista se arredraría cuando es de todos sabido que arrastra el colmillo al suelo?, ¿se soñó Marko llevando los moches de Coahuila a manos llenas para la campaña de Xóchitl?, ¿para sus delfines michoacanos?, ¿para su pecunio?, ¿es tan ingenuo o de plano ya es algo peor?, ¿qué esperaba al hacer pública su escoria?
Lo peor es que en el surreal sistema mexicano, el presidente del PAN va a terminar premiado con un escaño en el Senado, es el primer lugar en la lista de plurinominales, no importa que nadie vote por él, se va a llevar un premio por su fracaso… ¡Bendito sistema!
En cualquier sistema de partidos mínimamente decente, Marko Cortés habría sido cesado y exiliado, no sólo de su partido sino de la clase política entera. No lo habrían querido en ningún lado, habría sido sometido al escarnio público y al ostracismo, pero aquí estamos muy acostumbrados a que los políticos nos tomen el pelo y se salgan con la suya.
El presidente del PAN no representa a los panistas de a pie, representa a los que él ha puesto, a los que le deben, pero no a la gran militancia ni mucho menos a los que simpatizan con los ideales de Gómez Morín.
Esos, los que son más panistas de corazón, los que están realmente por convicción y no por interés, los que han dado lágrimas y sangre, los que no tienen precio, deberían hacer algo para correr a Marko Cortés.
Seguro que no es algo fácil, el tipo ha secuestrado una buena parte de la precaria oposición que existe en el país, pero algo debería existir para poder hacer un poquito de justicia.
Urge una oposición natural, articulada, estructurada y fortalecida para el México de hoy… Y, a como pinta la situación, para el México del siguiente sexenio. De verdad, ojalá que corran a Marko Cortés del PAN.
De Colofón.- Me hubiera gustado ver a Dante Delgado como candidato de MC. Su estilo mafioso, su colérico humor, su desplante, su refunfuñeo, su mala leche le habría puesto algo de sabor a las campañas presidenciales.
MC optó por un perfil no estridente, sumamente articulado y que ha tenido victorias pírricas como legislador, a ver si los tenis naranjas le ajustan o le terminan por quedar guangos.
Y todavía faltan 142 días para la elección presidencial.