Ayer, en la Primera Emisión de MVS Noticias, que tengo el honor de dirigir, nuestro compañero, el periodista Oscar Balderas, compartió datos fundamentales sobre la mayor crisis de seguridad en lo que va de la administración de López Obrador, datos que se han perdido en medio del debate ideológico y político derivado de la polarización reinante.
Todos, incluido el gobierno federal, coinciden en que el “operativo” para detener a Ovidio Guzmán en Culiacán, el pasado 17 de octubre, resultó en una pifia, en un desastre que cobró, al menos, ocho muertos, decenas de heridos y una fuga de reos del penal local.
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Sin embargo, ¿qué fue lo que orilló al gobierno de López Obrador a precipitarse de un modo tan pueril, ingenuo y riesgoso para detener así a Ovidio Guzmán?
De acuerdo a lo documentado por Balderas, todo comenzó el 11 de septiembre, cuando una delegación de 20 funcionarios norteamericanos, incluidos fiscales de Alabama y Nueva Orleans, llegaron a México en una visita bilateral de alto nivel para conocer de cerca el origen del crecimiento en el tráfico de drogas de sus estados.
Al día siguiente, el 12 de septiembre, los funcionarios norteamericanos, acompañados por Terry Cole, Director Regional de la DEA en México, y otros funcionarios mexicanos, viajaron en un Blackhawk de la Secretaría de Marina desde la Ciudad de México hasta Sinaloa, donde serían testigos del trabajo de colaboración entre Estados Unidos y nuestro país en el combate al crimen organizado.
Fuertemente escoltados por la Marina, con una ametralladora en la aeronave lista para un posible ataque del narco, las delegaciones aterrizaron en una zona boscosa relativamente cerca de Culiacán con la intención de presenciar el aseguramiento y desmantelamiento de una gigantesca cocina del narco.
Cito, textualmente, parte del trabajo presentado por Oscar Balderas en MVS: “Había fogatas, decenas de bidones blancos y azules (algunos marcados con mensajes en mandarín), lonas camufladas para despistar desde lo alto, tanques de gas y decenas de ollas con capacidad de 200 kilogramos. Los estadounidenses hicieron cálculos: solo ese narcolaboratorio era capaz de producir tres toneladas de metanfetaminas a la semana, lo que equivalía a 120 millones de dólares al mes en valor callejero en Estados Unidos. Estaban viendo una maquinaria que ganaba 1.4 mil millones de dólares anuales por envenenar a sus ciudadanos”.
En la Casa Blanca se encendieron los focos rojos con una clara petición a México: detener y extraditar a Ovidio Guzmán… Y luego, ¡el desastre!
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Ante esto, el Presidente de la República ha reconocido que no sabía nada del operativo, ¿para qué, entonces, reunirse todos los días desde las seis de la mañana con el “gabinete de seguridad”?, ¿para qué la Guardia y el control absoluto delegado al Ejército que debería reportarle todo a su Comandante en Jefe?, ¿o será, como dicen algunos de los cercanos, que el Presidente opta por ignorar los reportes que no le gustan?
El trabajo completo de Oscar Balderas puede verse y escucharse aquí: http://bit.ly/33RyFFw
De Colofón.- Dada la cantidad de marihuana decomisada en Tepito hace unos días, es momento de hablar de legalización sin tabú… ¡2.5 toneladas!