Es una lástima que la pequeñez del presidente de México, con su visión aldeana, con su estrechez global y con sus profundos complejos, sean ahora un tema tan internacional.

“El odio es la venganza de un cobarde intimidado”.
George Bernard Shaw

Ahí estamos, ridiculizados por un meme con López Obrador a un lado de Putin y a un lado de Xi Jinping , con los fanáticos, solovinos y lamesuelas del lopezobradorismo comparando al mesías con los grandes líderes populistas del globo. De risa loca. De fanáticos. Dignos de una secta.

Ni rusos ni chinos, somos mexicanos que caímos un lugar el ranking del PIB en el mundo, fuimos la décimoquinta economía y ahora somos la décimosexta, pronto estaremos abajito en el top 20 y después ¡qué nos agarren confesados!, porque aquí no apostamos al capitalismo ni a la generación de riqueza, somos mexicanos con un liderazgo que hace de la pobreza, y no de la humildad, el valor más importante, que venera la miseria en vez de combatirla, que quiere un par de zapatos y no aspira a nada más.

Dudo que los mentados treinta millones que llevaron a López Obrador a la cumbre del poder votaran, realmente, por esas ideas, ¿usted pensó que estaríamos tan cerca de Cuba y Venezuela y tan lejos de Chile o de Colombia?

Hoy, el presidente está molesto porque su gallo perdió, podrá ser Juanito Trump pero jamás Juanito Biden, entre más acorralado se sienta más agresivo se tornará y, con él, la polarización del país.

Ayer, por ejemplo, se fue contra medio mundo, le molesta que la sociedad civil se organice y mordió, a punta de ocurrencias, a Sí por México; le molesta que exista periodismo serio e independiente y desgarró, a punta de amenazas, a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad; le molesta que lo critiquen y a todos los críticos los tilda de conservadores, de prensa inmunda, de traidores a la patria; le molesta algo y enciende la hoguera con su flamígero dedo, acusa como emperador; ya no es humano, es como un superhombre, nunca se equivoca, es un elegido, es la voz del pueblo.

Pero las cosas, por desgracia, no se quedan en la política que el Presidente entiende como pelea de barrio; si el hombre más poderoso considera, sospecha o intuye que existe un ápice de corrupción, entonces se convierte en el gran destructor y ahí vemos los resultados: desabasto generalizado de medicinas, un sistema de salud a punto del colapso, una economía que empieza a compararse con países bananeros, miles de vidas extinguidas por la violencia que no combaten sino que alcahuetean, etc, etc... Un país en llamas.

El presidente apuesta, como Trump, a la división. Espero que, como Trump, pierda.

Pero esto no se trata de elecciones, se trata de entender porqué los mexicanos optan por venganzas antes que por bienestar.

Se trata de entender el agravio, unirnos de nuevo y cambiar la fórmula.

De Colofón:

Una sencilla due diligence arroja a Carlos Cabal Peniche como un hombre de alto riesgo para hacer negocios. Cosas de la vida, tan cercano a Salinas de Gortari y tan cercano a la 4T.

@LuisCardenasMX

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