Les dicen “panquecitos”, porque están recién horneados, pachoncitos, nuevos.
Son los recién arribados al Reclusorio Norte , internados en la zona de ingreso y que permanecerán hasta dos meses en una celda, por lo regular compartida, de 10 metros cuadrados.
La zona de ingreso del RENO es un edificio de dos plantas con unas 60 celdas que constan de literas de cemento para cuatro personas, un escusado y una regadera con lavabo y ese será el nuevo hogar de Emilio Lozoya , algo muy diferente al lujo del que estaba acostumbrado.
Lozoya, luego de ser notificado en la audiencia de ayer sobre su prisión preventiva justificada, tuvo que ser trasladado a una oficina del reclusorio donde le tomaron sus datos, sus huellas digitales , donde le fotografiaron y luego le pidieron que se retirara su traje para que, desnudo, fuese examinado por un médico para comprobar su estado de ingreso y después usara el uniforme beige que lo acompañará durante un buen tiempo.
Pasarán aún varias semanas para que Lozoya pueda saludar a otros políticos presos como Juan Collado, Javier Duarte o Jorge Luis Lavall e, este último detenido justamente por sus declaraciones como testigo estrella de la FGR, ¿justicia poética?
Como sea, ayer arribó un nuevo panquecito al RENO, si Lozoya acaso cenó algo, debió saberle muy diferente a aquel pato del Hunan donde Lourdes Mendoza lo evidenció en plena tertulia.
Llama la atención que el discurso de la defensa se enfoca ahora en la reparación del daño, queda claro que se acabaron los 15 meses de tomadura de pelo que erosionaron la paciencia del fiscal Gertz Manero y dejaron a Lozoya totalmente solo y con enemigos poderosos en la antigua y en la actual administración.
Si Lozoya piensa que seguirá los pasos de Alonso Ancira y en un par de meses podrá volver al cotilleo del jet set, la realidad le será muy amarga: es un sapo que engañó a todos y que hoy tendrá que paga caro.
Se le acabaron los amigos y, probablemente, también el apoyo de varios miembros de su propia familia. Hoy, por ejemplo, su esposa está más preocupada por salvar el pellejo que por defender a quién la dejó a su suerte en Alemania.
Traición con traición se paga.
De Colofón
Samuel García y Mariana Rodríguez “vieron” al Papa en una Audiencia General, cosa muy distinta a lo que querían presumir primero: una reunión privada porque el Santo Padre se había conmovido por el “rape” de la influencer en solidaridad con un pequeño que padece cáncer . Cuidado, con la misma fuerza que generan simpatías pueden terminar con aún más antipatías. El pueblo no es tonto.