Francamente, esto es un vodevil, para mayor inri faltaba un Power Point chafa, baratón, así como el aeropuerto que quieren, así como el país con el que sueñan… Algo tan simple, tan elemental que termina zonzo.
Ayer, eso sí, el Presidente andaba feliz, feliz, feliz… Y es que, según la cohorte de inventivas que se vuelven logros transformadores, a solo unos días de iniciar las obras de Santa Lucía ya parecen tener una idea de cómo será la terminal de pasajeros y la torre de control y la pista principal y la terminal de combustibles y ¡hasta el estacionamiento!
¡Tengan, para que aprendan!, dijo el Presidente y ya: decretado que por aquí viva un aeropuerto, que los aviones se repelen, que todos se porten bien, que la obra sea terminada en tiempo récord y sin corrupción, como por magia, como porque sí, como por la divinidad de la palabra presidencial. En realidad, López Obrador presentó una serie de fotografías de un terreno al que han removido tierra, no más, no menos.
Dejémonos de las liviandades esas de un dictamen por impacto ambiental o de las minucias “conservadoras” de una consulta real, previa, libre e informada para los pueblos que habitan alrededor de Santa Lucía… ¿Alguien ha podido consultar el plano del Felipe Ángeles?, ¿un proyecto ejecutivo?, ¿cuánto van a pesar los materiales para la torre de control?, ¿de cuántos pisos será el estacionamiento?, ¿dónde está el área de restaurantes en la terminal de pasajeros?, ¿los baños?, ¿los elevadores?, ¿alcanza para elevadores?, ¿algo más allá de un discurso?
El proyecto de Santa Lucía podría terminar en una tragedia, en el peor escenario en un desastre en el aire por forzar dos aeropuertos que no son compatibles entre sí y terminará cargándose varias vidas, en el mejor en un sistema pazguato, anodino, en un récord de la farsa que hiciera a dos aeropuertos más inútiles que uno solo.
Pero, la realidad, es que Santa Lucía será el reflejo de esta administración, una metáfora del sueño bananero por los tiempos más simples que pasará a los anales de nuestros proyectos inservibles, ocupará, seguramente, el primer puesto, muy juntito a la suavicrema gigante… Será un monumento a nuestra necedad, al final, un sepulcro gigantesco, y carísimo, a las aspiraciones por dejar de meternos el pie.
Pensándolo bien, Power Point les quedó muy grande, unos rotafolios hubieran sido mucho más aptos.
DE COLOFÓN.— El juez carnal, Delgadillo Padierna, tiene criterios curiosos: por un lado considera con “riesgo de fuga” a Rosario Robles y la refunde en la cárcel pero a los líderes de la Unión les abre las rejas para delinquir a su antojo... Parece que Delgadillo le ha hecho un gordo favor a la Hermandad, ese grupillo de policías corruptos, ligados a la maña, que, dicen, hicieron mal el papel del operativo con la intención de liberar a los malandros y que, comentan fuentes que saben del tema, están dispuestos a medir fuerzas con el nuevo secretario García Harfuch y hasta con la Marina.
Ojalá que en esta ocasión, por el bien de la CDMX, aparezcan más carnales de los buenos.