Miami, Fl.
Son las diez y media de la mañana, el cielo está azul sin una sola nube, la temperatura ya está en treinta grados con mucha humedad, estoy esperando el Uber que me llevará al Pérez Art Museum.
El trayecto hacia el museo lo hacemos el chofer y yo en silencio, solo escuchando las instrucciones de Waze. Es la primera vez que el chofer de Uber lleva a alguien a ese museo, según me explica, y me deja en un lugar que no tiene señalización –o por lo menos no la veo– para llegar al museo; me acerco a una mujer policía que está sentada en un carrito de golf y pregunto, me da la instrucción de subir unas escaleras.
Subo la escalera y salgo directo a un costado del museo donde lo primero que me encuentro es una obra del venezolano Jesús Rafael Soto (1923-2005) de tiras o tubos colgando en un rectángulo muy grande. La idea es meterse a la escultura e interactuar de manera gentil con la obra, eso es lo que dice la ficha técnica, como voy solo, la verdad no me atrevo a que me vean dentro interactuando con la obra, lo dejo para otro día.
Sigo la señalización y me encuentro con la entrada principal del museo donde debió dejarme el Uber, la vista y la sensación es fantástica. Prácticamente el museo se encuentra a la orilla de la bahía (Biscayne Bay), del otro lado se ven los cruceros y otros barcos.
El edificio fue diseñado por los arquitectos suizos Herzog & de Meuron (ganadores del Premio Pritzker) en una extensión donada por Dade County de 200,000 pies cuadrados, está construido como si estuviera en zancos, una arquitectura espectacular que se mezcla perfectamente con las palmeras y toda la vegetación de lo que es la Florida, esto también lo vemos en su interior con los ventanales que dan hacia fuera con vistas de la ciudad de Miami.
Abro la puerta de madera que me lleva al interior y pago los 16 dólares que cuesta la entrada para los no miembros. Me dan la indicación de que no puedo tomar fotografías con mi Leica y, sin embargo, puedo tomar todas las que quiera con el celular sin flash, se me hace un poco extraña la indicación, pero entro y hago la visita.
Ya dentro veo varias obras en la primera sala, me llama la atención que tienen además de la descripción de cada una la leyenda “Candidate for Aquisition” (candidata para adquisición) y me imagino que algún comité decidirá si la compra y si algún otro buscara el dinero. El museo se funda en 1984 con otro nombre y en 2013 se le cambia a PAMM, Pérez Art Museum Miami; su vocación es mostrar arte moderno y contemporáneo del siglo XX y XXI y como Miami es un lugar del cruce de muchas culturas, tiene obra tanto de artistas latinos que viven en Estados Unidos como de
Latinoamericanos, Arte Africano y del Caribe. Es una mezcla de todo el arte de este lado del Atlántico.
El acervo lo forman adquisiciones que ha hecho el museo y muchas donaciones, una de las más importantes son las más de 170 piezas donadas por Jorge M. Pérez con obra cubana de artistas como Bedia, Lamm, mexicana de Diego Rivera, del uruguayo Joaquín Torres-García, entre otros. En mi visita me tocó ver una exposición temporal de la obra de Teresita Fernández (N. Miami 1968), artista que vive en Nueva York y que hace esculturas monumentales; también vi otra de Zhao Gang (N. Beijing, 1961), artista que ha formado parte de los desarrolladores más importantes de arte en China.
Junto con estas exposiciones temporales hay mucha obra expuesta de diversos artistas, confieso que no conozco a ninguno, se trata de arte muy conceptual y muchos de ellos utilizan diversos medios como son audiovisuales, videos y toda clase de materiales como textiles, porcelanas, madera, grabado, luz neón; la verdad no es lo mío, me falta ver más para poder entender ciertas obras. Las únicas que reconozco son unos grabados al aguatinta de Jasper Johns (N. 1930) de las Cuatro Estaciones de 1987.
Es de llamar la atención la cantidad de colegios que llevan a sus alumnos a visitar el museo, todos muy ordenados con sus uniformes con el nombre de cada institución y muchos estaban haciendo algún trabajo manual, importante que las nuevas generaciones vayan entendiendo el arte, ¿quién dice que no llegará a ser famoso en el futuro alguno de los niños o niñas visitantes ese día? Si usted lector visita Miami, no deje de ir el Pérez Art Museum Miami, no se va a arrepentir.