En el año 1404, el Emperador Yongle (1360-1424), tercer soberano de la Dinastía Ming (1368-1644), comisionó se compilara el conocimiento del mundo a 2,169 estudiosos que trabajaron en el proyecto de 1404 a 1408 quienes generaron 8,000 textos provenientes de tiempos antiguos; para 1408 ya contaba con 22,877 juan (secciones) organizadas en contenido fonético (no por tema) en 11,095 volúmenes de 50 x 30 cm –frisando los 370 millones de caracteres–, encuadernados con pastas de madera forradas en seda amarilla y que cubren el periodo 220 a. C - 1370 d. C.
Se trata de la primera gran enciclopedia a nivel mundial que aborda una miscelánea de temas: agricultura, artes, religión, tecnología, astronomía, ciencias naturales, historia, literatura, incluso acontecimientos extraños de la naturaleza. Semejante prodigio sólo se registró en una copia manuscrita con las tintas utilizadas en exclusiva por el emperador, roja para títulos y autores; y negra para los contenidos.
En 1562 hacia el final de su reinado, el doceavo soberano de la dinastía Ming, el emperador Jiajing (1507-1567), ordenó que la obra de su antecesor se copiara tras salvarse del incendio de tres edificios en la Ciudad Prohibida, aunque más tarde el original se perdió.
Al paso del tiempo, el facsímil de Jiajing fue presa de incidentes y robos; especialmente durante la Segunda Rebelión del Opio (1856-1890) y la Guerra de los Boxers (1899-1901). Para la República Popular China representa un malestar enorme saber que sólo conservan en su poder 221 volúmenes de los 400 sobrevivientes de esta grandiosa obra literaria, entre ellos, 61 en Taipéi, 51 en varias bibliotecas del Reino Unido, 5 en Alemania y 47 en los Estados Unidos.
En los últimos años se descubrieron algunos en la Biblioteca Huntington en California (2014) y otro se encontró en 1997 en la Universidad de Aberdeen; en 2009 el Gobierno Chino (China National Administration of Cultural Heritage) fondeó el dinero para la compra de un volumen de un coleccionista chino-canadiense.
Así llegamos, apenas el 7 de julio pasado, al Hôtel Drouot en París con la casa de subastas Beussant Lefévre que ofreció dos volúmenes manuscritos realizados con tinta reservada para el uso imperial, en papel grueso, encuadernados con tapas de madera cubiertas de seda amarilla con medidas de 50 x 30 cm y que sin duda pertenecieron a la enciclopedia Yônglè Dàdiân.
Dos volúmenes, los números 2268-2269 dedicados a la geografía de los lagos y el 7391-7392 que describe ritos funerarios. Curiosamente, uno de los 24 volúmenes que posee la Biblioteca Británica (The British Library) es el 7389-7390 y precede a uno de los que salió a la venta en la subasta. Este volumen fue presentado por Claude Cecil Augustus Kirke (1875-1959), soldado y diplomático que pasó su carrera en China.
Los dos volúmenes fueron consignados por una persona que los recibió como herencia por parte de un pariente que estuvo en China en el siglo XIX. Es así que la subastadora, junto con el Cabinet Portier (expertos en Arte Asiático), decidieron ponerles estimados muy conservadores –de 5,000 a 7,000 euros–, conscientes de que iban a causar sumo interés en los coleccionistas. Además, optaron por no recibir ofertas de compra por internet, solamente por teléfono y en presencia en la sala de remates, previo un depósito de 20 mil euros para poder participar. Estas reglas que puso la subastadora en mi opinión responden al comportamiento de los compradores chinos (conocido por todas las subastadoras) debido al tiempo que tardan en pagar por objetos que alguna vez fueron del patrimonio de esa nación.
A la subasta acudieron una docena de compradores, al final un particular desconocido compró los dos volúmenes con la postura más alta de seis millones cuatrocientos mil euros (ocho millones ciento treinta mil euros con premio de la casa subastadora).
No cabe duda que existen todavía un sinfín de tesoros escondidos en el mundo que poco a poco van encontrando otro custodio que los preserve para las siguientes generaciones.