“…Prefiero invertir en un auto clásico que invertir en una pintura, el auto lo puedo usar y disfrutar, además de presumir con mis amigos, a diferencia de una pintura que solamente va a estar colgada en la pared y que nadie la va a ver, a menos que los invite a la casa…” Eso me lo dijo un coleccionista de autos hace muchos años y no le faltaba razón, lo comprobé este fin de semana pasado en el que participamos con el automóvil de mi hijo Andrés, un Porsche SC (Super Carrera) 1979, en el Rally del Golfo al Pacífico. Para mí fue una experiencia de vida, que con gusto la vuelvo a hacer.
Resulta que hace un par de meses Andrés me comentó que se iba a registrar para participar en un rally… y me preguntó si quería ir como navegante, le dije que sí, sin darle mucha importancia al asunto. En el 2018 Andrés y Ted (otro de mis hijos) participaron en el Rally Maya, yo estuve acompañándolos en otro auto durante todo el trayecto, por lo que nunca me enteré de los pormenores de la navegación en un rally.
Conforme se fue acercando la fecha del rally, me empecé a dar cuenta de que iba en serio lo de la participación, sobre todo cuando vi que llegaban cajas con refacciones y venía un mecánico a la casa los fines de semana para dejar el coche en condiciones para participar. Hay que tomar en cuenta que es un auto con 41años de edad y con buena cantidad de kilómetros recorridos.
El sábado previo al rally, fui a una capacitación que se llevó a cabo en el edificio Manacar donde corren Go-Karts en la Ciudad de México. Fuimos alrededor de 10 participantes, nos explicaron cómo utilizar el Rabbit Rally, un sistema español que se utiliza para llevar la libreta de ruta junto con otro sistema que se llama MiRally Crono. Salí de la capacitación, la verdad no muy bien preparado ya que al no haber corrido nunca un rally no supe qué preguntas hacer; esta falta de preparación nos iba a costar el primer día de la competencia.
Ese mismo fin de semana, Andrés acabó el domingo internado en el hospital por una bacteria, pensé que ya no íbamos a participar; afortunadamente se recuperó y el lunes ya estaba de regreso en la casa; pero vino otra noticia, que el auto todavía no quedaba bien –ya estaba todo rotulado y numerado (26), se veía bárbaro– y existía el riesgo de no ir por los tiempos, el miércoles temprano teníamos que embarcar el auto en la plataforma rumbo al Puerto de Veracruz para arrancar la prueba el jueves. No nos lo llevamos rodando a Veracruz por cuidarlo para la competencia, fue una buena decisión.
El miércoles, ya listo, lo subimos a la plataforma rumbo a Veracruz y nosotros nos fuimos al aeropuerto para tomar el vuelo también al Puerto. Ya en el avión, un ATR72 600 de Aeromar, revisamos el clima y nos enteramos que en el puerto había ráfagas de viento de hasta 120 kms por hora, de eso nos dimos bien cuenta en los últimos 20 minutos del vuelo, ya en el descenso, fue como de película de aventuras, el avión se mecía violentamente de una lado para otro y de arriba para abajo como si fuéramos chícharos en bandeja. Una vez en tierra, salimos del aeropuerto a dar una vuelta al malecón, vimos la fuerza del viento y del mar reventando contra los muros de contención, estaban muy fuertes las ráfagas de aire.
El coche llegó por la tarde al hotel Grand Fiesta Americana donde los participantes del rally estábamos hospedados. Andrés salió a recibir el auto, todavía con vientos muy fuertes, y lo dejó listo para la partida del día siguiente. Poco más tarde, en uno de los salones del hotel, hubo reunión de participantes para dar información de último momento y nuevamente revisar cómo funcionaba el Rabbit Rally y MiRally Crono; lo cargamos en la tableta electrónica y quedamos listos para el día siguiente.
El rally es lo que se llama un rally de regularidad, es de precisión y para eso se utilizan la tableta que va con el RabbitRally y un teléfono con MiRally Crono el cual manda la señal del coche en todo el recorrido.
Antes de empezar la prueba, ya desayunados, fuimos a cargar gasolina cerca del hotel, regresamos al Grand Fiesta Americana a tomar el lugar de salida. Nuestro número de competencia era el 26, nos colocamos en posición detrás del Renault Clio número 25 de Jordi Mas, partimos 30 segundos después del Clio en nuestra hora de salida, saliendo del hotel había mucho tráfico, tráfico que fue beneficioso para Andrés y para mí porque yo todavía no le entendía a la libreta de ruta y la tableta no estaba dando la información (al día siguiente ya funcionó), así que seguimos al Clio y comenzamos a recorrer los primeros tramos de carretera, ahí empezó la diversión de participar en un rally.
En todos los tramos de regularidad hay que colocarse el casco de acuerdo al reglamento y se van pasando otros tramos como Nogales, Veracruz, que está lleno de topes, aquí salen los niños y las niñas de las escuelas a saludar a los corredores. Así llegamos a la base de Las Cumbres de Acultzingo donde nos indicaron que en esta etapa no haría regularidad porque la niebla estaba muy densa y, efectivamente, en algunos tramos no se veía prácticamente nada; hay que agregar que, además de la niebla, el recorrido se hizo más interesante con los cambios de carril que se tienen que ir efectuando en las curvas conforme se va subiendo, que aunque están marcados en la libreta de ruta, ni Andrés ni yo conocíamos de esto hasta que vimos aparecer las flechas blancas en el piso y empezamos a hacer los cambios (los cambios consisten en seguir las flechas blancas que indican dónde cruzar del carril del lado derecho al del lado izquierdo, se sigue circulando y más adelante aparecen nuevamente otras flechas y se cambia del carril izquierdo al carril derecho) esto hace el trayecto más intenso y divertido.
Bajamos del otro lado de Acultizingo con un sol radiante, se empieza a ver y sentir otra clase de paisaje, hay que decirlo, tenemos un país hermoso con unas vistas preciosas. Seguimos en etapa de regularidad, llegamos a Tehuacán, Puebla, una parada y se vuelve a la competencia y varias etapas más. La comida fue en el atrio de San Martín Obispo en Zapotitlán; en escasos 45 minutos estábamos nuevamente en los coches para seguir la ruta que para el primer día terminó en el autódromo de Amozoc en Puebla, donde muchos pudieron correr sus autos en la pista; nosotros no lo hicimos porque eso implica llantas, frenos y cuidamos el coche para el día siguiente. Tampoco participamos en las pruebas de Slalom que eran opcionales.
Ya en la tarde-noche, llegamos al Hotel Cartesiano en el Centro de Puebla. Ahí dormimos y de ahí partimos nuevamente por la mañana del día siguiente para las siguientes etapas que fueron muchas y variadas. Antes de partir el segundo día, pedimos a Gilles Pierre Jouanen (Director Técnico del Rally) ayuda para poner en orden el Rabbit en la tableta, nos prestaron un GPS y sincronizamos MiRally Crono. Mucho mejor preparados que el día anterior.
Ya en ruta, en una de las etapas donde se tiene que parar para volver a salir en la regularidad, nos dimos cuenta de una fuga de gasolina y gracias sobre todo a Juan Manuel Blanco y a otros de nuestros compañeros competidores, arreglaron la fuga rápidamente. De ahí, con toda la pérdida de tiempo por la fuga, tuvimos que ir reponiendo el tiempo y muy contentos de que el Porsche si alcanzaba más de los 160 kms por hora; recuerden que es 1979. Ya de ahí fueron una gran cantidad de etapas, subimos a Taxco, Guerrero, y después pasamos a comer al Hotel Vida en el Lago que se encuentra en Tepecoacuilco; después de comer, hicimos toda la ruta a Acapulco, a donde llegamos como a las 18:30 horas, al Centro de Convenciones en la costera.
En total son alrededor de 1000 kilómetros que se recorren en dos días, participaron en esta edición 40 tripulaciones en diferentes categorías, nosotros estuvimos en la categoría Vintage. Es un muy buen evento para aquellos a los que les gusta manejar, para probar su auto en varios terrenos e ir a buenas velocidades aprovechando toda la seguridad que se proporciona en un evento como este ya que en toda la ruta hay patrullas y ángeles verdes, sin esto difícilmente se puede hacer, como están las cosas en nuestro país en este momento.
Se puede disfrutar más de los paisajes y de todo lo que hay en la ruta, aunque los que estamos en la competencia no podemos distraernos mucho y como ejemplo pongo que saliendo de Puebla había una vista hermosa del Popocatépetl con fumarola y por andar tomando una foto nos pasamos de la salida que debíamos tomar. Información www.rallydelgolfoalpacifico.com