Con la confirmación de Rommel Pacheco al frente de la Comisión Nacional de Cultura Fisica y Deporte, por la Presidenta electa Claudia Sheinbaum, el deporte tiene una luz al final del túnel.

Pacheco tiene la oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva en todos los aspectos, para regresarle al deporte de nuestro país la confianza de que sí se pueden hacer bien las cosas, de que puede existir una relación entre deportistas y Estado.

Primero. Para Rommel, esta es la oportunidad de unir a la Conade con el Comité Olímpico Mexicano, presidido por otra exclavadista, María José Alcalá, para no pelearse más.

Segundo. La Conade tiene la oportunidad de arreglar el tema de las federaciones rotas, con directivos muy entusiastas, pero poco preparados, quienes —en lugar de dedicarse a promover— invierten su tiempo en otras cosas, arruinando la marcha de su deporte, al no tener conocimiento o capacidad para manejar una federación, que es una empresa que necesita planes de trabajo, objetivos claros, transparencia en los manejos del presupuesto, la promoción, la difusión, así como competencias bien organizadas, además de mejores relaciones entre deportistas y directivos.

Las federaciones rotas necesitan ayuda, guía, instrucción, pues está demostrado que muchos de esos directivos no pueden con el paquete. La Conade podrá ayudar con cursos y supervisión, para que entiendan mejor el manejo del deporte, aunado a que exista transparencia, honestidad, trabajo, unión, investigación, seguimiento, inversión y sin reelección, para no perpetuarse al frente de una. Es vergonzoso que otros directivos tengan que vigilar y supervisar al titular de su propia federación, con un comité de transparencia, como sucede en el tenis, en donde desde hace más de 40 años no encuentran la forma de operar debidamente, porque está dividido.

Tercero. Arreglar el tema con varias de las federaciones rotas, como la de Natación, una de las más diversas e importantes que existen. Enterrar el problema que daba pena escuchar y conocer las declaraciones de la extitular de la Conade (Ana Gabriela Guevara), dirigiéndose a los deportistas por el malentendido de las becas. Una vez más, el problema debe ser resuelto por la federación de natación, pero su desastroso y limitado manejo operativo tiene que llegar hasta el seno de la Conade, originándose lucha de poderes.

Confiamos en una buena relación, positiva y de trabajo, entre los máximos organismos deportivos (Conade y COM), por una supervisión, ayuda y transparencia en las federaciones deportivas, por un mejor tabulador de becas a los atletas y por un mejoramiento en el deporte, el cual no es un juego.

Esta tarea no será fácil, por los diversos intereses que existen, pero confiamos en que será positivo para el deporte de nuestro país, que merece más.



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